viernes, 11 de enero de 2013

Capitulo 12 - Juntos


CAPITULO 12 – JUNTOS

Angus entró a su casa cargando a Sasha apretada contra su pecho mientras sus lágrimas bañaban su camisa, pequeños temblores acompañaban cada uno de sus sollozos, haciendo que su corazón se partiera en pedazos por su tristeza.
Afortunadamente a esa hora, las personas que le servían no estaban a la vista, así que subió rápidamente las escaleras hasta el segundo piso donde se encontraban sus aposentos.
Colocó a Sasha muy delicadamente en su amplia cama y apartó un mechón de cabello de su cara, con delicadeza limpio las lágrimas que corrían por sus mejillas y dándole un beso en la frente le dijo:
—Ya vuelvo amor, voy a alistarte un baño para que te relajes.
Sasha al oírlo volvió a sollozar con más fuerza —Estás muerto, estás muerto, estás muerto… —estas palabras salían de sus labios una y otra vez.
Rápidamente Angus se introdujo en el baño. Había invertido mucho en adaptar este espacio al estilo de un clásico baño romano, la  amplia piscina en el centro permanecía constantemente con agua caliente y vapor. Alistó las toallas, los perfumes y accesorios necesarios para el baño y volvió a la habitación. Sasha se encontraba acurrucada en posición fetal en el mismo sitio donde la había dejado, pequeños hipos movían su cuerpo a causa del llanto.
Con toda la ternura y el amor que le despertaba Sasha en su pecho, Angus comenzó a desvestirla y prenda por prenda fue cayendo al piso hasta que la dejó solamente en ropa interior.
Su hermoso y curvilíneo cuerpo se presentó en toda su gloria, su pene palpitó y en un segundo estuvo tan duro y listo que dolía como un infierno. Le tomó todo su autocontrol no abalanzarse sobre ella y tomar lo que sabía que le pertenecía. En este momento era más importante el bienestar de Sasha que sus adoloridos testículos.
Con el fin de tener la cabeza lo suficientemente fría, colocó una toalla alrededor del cuerpo de Sasha, mientras el mismo se desvestía e igualmente se colocaba una toalla en las caderas.
Levantó a Sasha de la cama y la llevó a la piscina de agua, se sentó en uno de los peldaños internos y colocó cuidadosamente a Sasha en su regazo, inmediatamente tomo un cuenco y empezó a bañarla, primero tomo su hermoso cabello negro y con suavidad empezó a lavarlo, aplicó el champú masajeando su cuero cabelludo con las yemas de sus dedos y después paso el acondicionador haciendo la misma operación, hasta que Sasha se puso laxa entre sus brazos, dio un suspiro de satisfacción y se acomodo más contra su pecho.
Después que hubo aclarado su cabello, deslizó la toalla del cuerpo de Sasha y con una esponja suave y jabón comenzó a masajear su exuberante cuerpo en círculos ascendentes desde sus pies, sus muslos, su estómago, su espalda… al llegar al montículo de su pecho derecho levantó la vista y vio a Sasha observándolo fijamente, sus ojos plateados lo miraban con hambre y deseo y su propia lujuria se levantó calentando la sangre en sus venas poniéndolo duro y listo, sintió sus propios ojos cambiar y sabía que en ellos se reflejaban los mismos sentimientos que había leído en los ojos de Sasha.
Sus manos tenían vida propia mientras tocaban y exploraban, tomó su cabeza por la nuca y la acercó para un beso, el calor se elevó varios grados e igualmente lo hizo la intensidad del beso parecían un par de sedientos ante un vaso de agua por fin encontrado después de una larga travesía por el desierto.
Las toallas se fueron y así mismo la poca ropa que aún conservaban dejándolos en libertad de explorarse mutuamente. Las enormes manos de Angus acunaron con infinita ternura el pecho derecho de Sasha masajeándolo, tomo un pezón entre sus dedos estirando y enroscándolo hasta que ella jadeo de placer. Las manos de ella recorrían su pecho y sus brazos Desesperado por su contacto la tomo por la cintura para acomodarla en su regazo mirándose de frente con las piernas de Sasha alrededor de sus caderas
Sasha tomo el control de la situación y comenzó a mecerse sobre la poderosa erección, sus jugos derramándose encima mientras montaba a Angus. Era un dulce suplicio y Angus tomó a Sasha de las caderas antes que fuera demasiado tarde y terminara sin siquiera haber empezado
— Espera mi dulce, aún no, quiero estar dentro de ti.
Alzando a Sasha salió del baño y se dirigió a la alcoba, depositándola en la cama, se alzó sobre ella observándola su piel aceitunada brillaba con las gotas de agua que aún corrían por su cuerpo, su cabello como una cortina de algas se derramaba alrededor de ella, sus pechos pedían su atención, sus pezones duros y rojos apuntaban en su dirección, y su vagina brillaba con su excitación, nunca había visto nada más hermoso que la mujer que ahora tenía en su cama.
Sasha se levantó y arrodillándose frente a él colocó besos en su pecho, su olor y su esencia subió por su nariz embriagándola, se acercó más hasta que tuvo su plano pezón en la boca, tiró de el suavemente entre sus dientes y Angus jadeo ante la sensación mientras su cuerpo se estremecía.
La abrazó contra su pecho y bajo con ella hacia el colchón mientras la observaba, su mirada fija en sus ojos, con la lujuria impresa en sus oscuras profundidades, con suavidad tomó uno de sus pechos en la mano y bajando la cabeza se amamantó de el,, escuchando los dulces gemidos de éxtasis que emitía Sasha, luego hizo lo mismo con el otro pecho hasta que estuvieron rojos y brillantes, dándose por satisfecho bajo su boca hasta su vientre, enredando su lengua en su delicioso ombligo mientras Sasha gemía y se retorcía en extasis, siguió bajando hasta encontrar su tesoro, la toco abriendo sus labios para un mejor acceso; una vez allí levantó su mirada hacia ella y lentamente dio una lamida experimental… Sasha se impulsó doblando las piernas mientras agarraba las sábanas con sus manos. Angus siguió atormentándola con su lengua y entonces introdujo un dedo dentro de ella, mientras Sasha temblaba sin control.
— ¿Qué estás haciendo? —dijo Sasha.
— Preparándote para mí, quiero que solo sientas placer amor mío….
Y entonces cuando creía que el placer no podía ser mayor, el introdujo un segundo y luego un tercer dedo, ampliándola mientras continuaba con su dulce tortura, hasta que Sasha sintió la explosión de su orgasmo, una magnifica cumbre donde los colores estallaron y el tiempo y el espacio no existían, solo ella y el hombre entre sus piernas. Cuando Sasha bajó de la cumbre de su éxtasis se encontró con la mirada de Angus, él se había acomodado entre sus piernas y tenía su miembro en la mano, dirigiéndolo hacia ella, su ancha cabeza empezó a introducirse lentamente dentro de ella, hasta llegar a la barrera de su virginidad, apretando los dientes Angus se detuvo y retrocedió, acariciando su clítoris, encendió la pasión de Sasha nuevamente y cuando la tuvo jadeando en un nuevo orgasmo se introdujo en ella con una sola estocada. Sasha abrió los ojos cuando un momentáneo dolor pasó y luego solo se sintió extraordinariamente llena, Angus no era pequeño y su entrada aunque forzada, le daba un enorme placer.
—¿Estas bien pequeña? ¿Te he hecho daño?
—No, estoy bien, yo diría demasiado bien, por favor no te detengas —dijo Sasha jadeando.
Entonces Angus agarró firmemente las caderas de Sasha, retrocedió y se volvió a hundir en ella, y siguió con un ritmo constante, bombeando su canal y con cada embestida, Sasha sentía un enorme calor entre sus piernas que se iba irradiando hacia el resto de su cuerpo, el cuerpo sudoroso de Angus se elevaba por encima de ella y Sasha acariciaba su espalda bajando hasta sus nalgas y se afirmaba allí para sentirlo introducirse dentro y fuera de ella.
Se sintió a un paso de un poderoso orgasmo, se impulsó hacia arriba al encuentro de cada uno de los impulsos de Angus, sus colmillos se alargaron mientras observaba la palpitante vena de su cuello, levantó la mirada hacia el rostro de Angus y era un fiel reflejo de su propia necesidad, sus colmillos y sus ojos plateados, él se inclinó sobre Sasha y la mordió en la unión del cuello y la clavícula y por instinto ella hizo lo mismo. Angus se hundió en ella una última vez antes que un interminable orgasmo los arrastrara juntos en un caleidoscopio de emociones, ola tras ola los atravesó dejándolos exhaustos uno en brazos del otro, Angus giró para que su peso no cayera sobre ella y la acomodó sobre su pecho mientras sus respiraciones volvían a la normalidad.
— Creo que estoy demasiado viejo para tantas emociones… me vas a matar —dijo Angus con una sonrisa traviesa.
— Anciano… —Sasha rio entre dientes.
— Claro, búrlate de mi edad, pequeñaja. Quiero descansar, y quedarme aquí contigo pero creo que tenemos que salir.
— ¿Por qué? —preguntó Sasha mirándolo al rostro
— Creo que hemos causado un pequeño terremoto y hay varios vampiros muy enojados que se dirigen hacia acá. Entre ellos tu tío.
— ¡Oh! Eso no es nada bueno —dijo Sasha mirando por primera vez el desorden en el que se encontraba el cuarto — ¿Cuando ocurrió todo esto?
— Creo que estabas demasiado… mmm… distraída — Sasha sonrió y pens
— Bueno voy a tomar una ducha rápida y a cambiarme
Angus trató de alcanzarla pero ella fue más rápida y se internó en el baño. El observó el desorden a su alrededor y dando un suspiro siguió a Sasha hasta el baño.

viernes, 12 de agosto de 2011

Capitulo 11 - La Batalla


CAPITULO 11 – LA BATALLA

Desde la altura en que se encontraban ubicaron fácilmente el punto crítico de la batalla, una nube de polvo se elevaba hacia el cielo infinito, haciendo poco visible lo que ocurría, Sasha estaba preocupada por sus tíos. El ruido incesante del choque de los metales, los estertores de agonizantes voces moribundas, diferentes matices de rojo teñían el suelo, sangre espesa se movía a través del suelo. En una esquina Sasha vio a Lilith peleando contra tres Renegados, su cuerpo deslizándose en una danza de muerte, la espada en alto con la sangre derramándose a lo largo de ella, con un giro de su muñeca una cabeza salió volando y con otro giro un estómago fue cruzado… los intestinos derramándose y sumándose al desastre sangriento que cultivaba el piso. El tercer vampiro volvió los ojos hacia Lilith, y con un grito de furia proyecto la espada hacia su cabeza. Como un fugaz destello Johann colocó su propia espada salvando a su hermana de una muerte segura, movió su peso hacia el vampiro renegado destazándolo en un solo movimiento, donde había un vampiro quedaron dos partes separadas. Como si lo hubieran sincronizado, Johann y Lilith se pusieron espalda contra espalda, sus movimientos coordinados azotaban al enemigo sin darles cuartel.
Sasha y Angus desenfundaron al mismo tiempo sus espadas, aterrizando en medio del caos, uno de los Renegados se abalanzo sobre Sasha con sus colmillos totalmente desenfundados, sus ojos rojos refulgían en medio de la noche. Con el brazo derecho Angus tomó la cintura de Sasha moviéndola lejos del Renegado y proyectó con la mano izquierda una onda expansiva que lanzó,  no sólo al atacante, sino a los de su alrededor a mas de 5 metros, cayendo de forma abrupta en el suelo.
Sasha se desembarazó del brazo de Angus para recibir la estocada de otro Renegado, el golpe tan fuerte que su espada vibró, su brazo tembló y su hombro palpitó dolorosamente. Haciendo caso omiso del dolor y de la intensa angustia al pensar en que les hicieran daño a sus amigos y familia, bloqueó todo, enfrascándose en su propia batalla, apartando las sensaciones, los sentimientos y buscando ese lugar frío y tranquilo en su interior que la ayudaba en la lucha. Una vez se tranquilizó y todo en su interior se endureció, rechazó el golpe del Renegando dándole un puño con la empuñadura de su espada rompiendo la nariz de su atacante, una fuente de sangre broto y una maldición salió de los labios del agredido.
Como agua líquida Sasha se movió entre la batalla, tan veloz como el pensamiento. Angus la observaba extasiado ante su mortal belleza, sus ojos estaban plateados, una hermosa amazona trayendo la muerte a sus enemigos, totalmente concentrada en la batalla. Aprovechando ese momento de distracción uno de los Renegados se acercó demasiado a él; gracias a sus reflejos Angus esquivó la espada que iba contra su corazón pero no evito que lo rozara, la espada se hundió en su brazo, haciendo una herida en el bíceps, sangre caliente fluyó por el brazo cayendo hacia el piso. Afianzando su mano en la espada, Angus traspaso al vampiro hasta que el metal sobresalió por su espalda.
Sasha estaba peleando contra dos vampiros cuando una esencia conocida se sintió en el aire, algo delicioso que ya había probado. En medio de todos los olores por las mezclas de sangre y fluidos corporales reconoció un olor que paladeo en su lengua… la sangre de Angus. En ese mismo momento Angus estaba herido o quizá muerto. ¡Muerto…! la idea la asustó primero y después la llenó de infinita furia. La energía se movió a través de ella, rompiendo a su alrededor, haciendo que un temblor sacudiera la tierra y las casas cercanas, erizando los vellos de su nuca. Sus ojos se volvieron aún más plateados y su cabello ondeaba a su alrededor guiado por la energía. El Renegado contra el que estaba peleando detuvo su ataque, sus ojos rojos se ampliaron mientras el terror se reflejaba en ellos.
—¡Oh, por Caín!, eres tú. —dijo, su voz temblorosa reflejando lo que Sasha leía en su mirada. — ¡LA ELEGIDA! —su grito se extendió hacia la batalla, haciendo que todos se detuvieran en sus puestos, congelados en el tiempo y el espacio.
—¿Qué han hecho? —dijo Sasha en un gruñido. —¿Qué le han hecho a mi Angus? Los matare y me bañare en su sangre, han matado lo más sagrado para mí, nada me queda más que hacerles daño.
Sasha extendió su brazo hacia delante, su palma dirigida a uno de los  Renegados que la miraba estupefacto. Ella empezó a cerrar lentamente su puño, al mismo tiempo que el vampiro se fue recogiendo en sí mismo, como si el puño de Sasha fuera enorme y el vampiro no fuera más sino un papel para desechar, cuando el puño de Sasha estuvo totalmente cerrado, el vampiro no era más que una bola de carne y sangre que aún palpitaba.
Sasha dirigió su palma hacia otro de los Renegados, ella la levantó hacia el cielo y luego hacia el vampiro, un rayo rasgo el cielo pasando de nube en nube hasta quedar encima del señalado y entonces el rayo bajo a tierra con todo su poder partiendo al Renegado en dos, dejando en el aire el olor a carne quemada y un grito agónico, moribundo y ahogado.
Los demás Renegados observaron todo con los ojos desorbitados, el miedo pulsando en ellos tan fuerte que permeaba el ambiente con ese sentimiento, se arrodillaron frente a ella sus espadas puestas al frente.
—Perdónanos, por favor.
—No hay perdón, no hay nada en mí para ustedes.
Sasha movió su brazo de izquierda a derecha y todos los Renegados salieron despedidos por el aire. En ese momento Angus se acercó a ella lentamente, tratando de tranquilizarla, ya antes la había visto en esta condición y sabía que Sasha era totalmente inestable mientras estuviera en este estado.
—Sasha, amor, mírame, estoy aquí.
—No, Angus, no, estás muerto. —Una lágrima resbaló por su mejilla —Cobrare venganza por tu muerte, nadie, nada quedará en pie.
Angus se aproximó aún más hacia ella hasta que la tocó, colocó la palma de su mano en la cara de Sasha, su otra mano en la cintura envolviéndola hacia su espalda para acercarla a él, corriendo sus dedos a través de su mejilla limpió las lágrimas que seguían surgiendo en sus hermosos ojos.
—Estoy aquí contigo y siempre lo estaré, fue sólo una herida, nada más. Sentiste el olor de mi sangre y pensaste que algo me había pasado, pero no me sucedido nada cariño. Vamos tranquilízate. —diciendo esto la abrazó.
Sasha volvió lentamente a su conciencia, la energía que había liberado volvió a ella, acomodo su rostro en el amplio pecho de Angus y empezó a llorar desconsoladamente, mientras Angus la abrazaba más fuerte y le susurraba palabras de consuelo y apoyo.
Angus levantó su rostro y la besó suavemente, tratando de consolarla, separándose del beso, volvió a acomodarla contra su pecho, feliz de sostenerla entre sus brazos y que ella le permitiera abrazarla.
A su alrededor todo había cambiado, el equipo de apoyo había llegado finalmente, los Renegados fueron voluntariamente con ellos, agradecidos por haberse librado de la sentencia de muerte que les había otorgado La Elegida. Johann y Lilith se acercaron a ellos con una mirada incierta en el rostro.
—¿Están bien? —preguntó Lilith
—Sí, ella está bien, solo necesita descansar, voy a llevarla a su cuarto. —dijo Angus.
—Angus tienes que atender la herida, es terriblemente profunda y también tienes que descansar para que puedas curar —exclamó Johann —nosotros nos encargaremos de ella.
—No, no voy a dejarla, en este momento nada ni nadie me importa más que ella, así que voy a llevarla yo mismo.
—Necesito hablar contigo seriamente Angus, y esta vez no me vas a dar excusas —dijo Johann
—No necesito esta mierda tuya en este momento, primero esta Sasha después tendrás todo el tiempo para patearme el culo, pero no pienso retroceder en esto.
Con esta última frase Angus tomó en sus brazos a una sollozante Sasha, acunándola contra su pecho, el brazo le dolía terriblemente, pero le dolían aún más las lágrimas que seguían brotando de sus ojos, a él no le importaba nada más que ella. Y así, tomando una decisión inesperada, tomó rumbo para su casa en lugar de la casa de Sasha.

viernes, 8 de julio de 2011

Capitulo 10 - El Escudo cae

CAPITULO 10 – EL ESCUDO CAE

Sasha se encontró caminando sin que se diera cuenta, su mente iba a la deriva como en un sueño, la voz la guiaba en el camino. Sus pies descalzos se arrastraron por la hierba húmeda dirigiéndose al origen de aquella voz, sin control de su propio cuerpo se vio conducida hacia el Altar Máximo. Trató de sustraerse de lo que le mandaba la voz, pero realmente era más fuerte que ella.
Lentamente se acercó al Altar donde descansaba el Primero, así le dijo Gat que se llamaba, el ser supremo, el primer vampiro de la historia “Qáyin, Qāyin, Hābīl”, esos eran sus nombres más antiguos, la humanidad lo conocía como Caín, el maldito de Dios, obligado a vagar por la eternidad en la tierra por asesinar a su querido hermano. Él era el Padre y creador de todos los vampiros.
Subió los pequeños peldaños que la acercaban al lugar donde el Primero descansaba en su letargo de siglos. En el centro del Altar se erigía una especie de ataúd de mármol ricamente decorado, de un momento a otro éste se elevó hasta la altura del estómago de Sasha
—¿Mi señor me llamaba? —dijo Sasha. Las palabras se deslizaron de sus labios como si siempre hubieran estado allí, apenas contenidas.
Si mi pequeña, estoy débil y necesito de ti, hace mucho tiempo no me alimento, la sangre de mis hijos e hijas se ha debilitado con el paso del tiempo… pero en ti corre fuerte y vigorosa, necesito un poco de ella, pero tienes que dármela por voluntad propia.
Su voz la embargó de un extraño sentimiento de paz, era tan conocida, despertaba un sentimiento familiar en ella, como si conociera a esa persona de toda la vida, algo dentro de ella floreció con tan sólo el acento de esa voz.
—¿Mi señor sabe que aún no he despertado del todo? ¿Qué sucedería si mi sangre en lugar de causarle un beneficio, lo dañara? ¿No puede mi señor esperar un tiempo mientras finalmente despierto?  —otra vez la voz de Sasha salió sin que ella tan siquiera pensara en las palabras
No, no puedo, estoy demasiado débil y el tener constantemente el escudo de Ashleton sobre nosotros ha mermado mis Poderes debo alimentarme, sabes que para mí es suficiente con unas pocas gotas, soy tan antiguo que eso es suficiente. Cuando Angus y tú despierten y se unan ya podre estar más tranquilo. Ven mi pequeña a mis brazos.
—Mi señor sabe que no quiero ofenderlo, pero me ofrezco a darle lo que solicita si lo toma de mi muñeca. Soy de una única persona y solo él puede sostenerme en sus brazos.
Sí, me ofendes, sabes que nunca te obligaría a nada. Rápido Sasha, el escudo acaba de caer, los Renegados están entrando a este lugar, este pequeño remanso de paz, sabes que la ciudad de Enoch caerá si ellos entran.
—Si Padre, lo sé, toma lo que libremente te ofrezco.
Sasha acercó su brazo al altar, la tumba donde Caín reposaba se abrió lentamente mostrando al Primero en toda su magnificencia.
Después de todos aquellos siglos, Caín era aún un espectacular hombre aunque muy diferente a todos los demás, el Poder y la Antigüedad se abrazaban a él como si fuera una segunda piel, su cuerpo atlético se observaba por debajo de la bata turca que vestía. Era demasiado intimidante con sus más de 2 metros de altura, su piel era extremadamente blanca, su cabello rubio-rojizo caía en bucles alrededor de su cuerpo hasta sus tobillos. Abrió sus almendrados ojos cambiantes, diferentes colores se arremolinaban en ellos, pasaban de un negro como la noche más oscura a un espectacular dorado como el sol de un día de verano. La marca en su frente que lo distinguía como maldito ondulaba entre un sol radiante y una luna llena. Sasha se acercó a él e inmediatamente una mano de Caín abrazó su muñeca como un torniquete. La acercó a sus labios mientras los colmillos salían de sus fundas y tomaba la sangre que tanto necesitaba.
Caín la soltó un momento después, su piel había cambiado a un más lozano color y un rubor teñía sus mejillas.
—Gracias hija, ahora oye mi orden, olvida por el momento lo que ha pasado aquí, tu mente aún no puede asimilar todo esto, cuando despiertes los recuerdos regresaran a ti.
—Si mi señor, como usted ordene.
—Sasha, hay Renegados dentro de la ciudad, avisa a todos para que vayan por ellos, no quiero que mueran más de mis hijos. Esto es lo único que recordaras.
—Si Padre, haré lo que me mandes.
—Ahora seguiré descansando, ve mi pequeña, rápido antes que suceda alguna tragedia mayor.
Sasha salió apresuradamente del Altar Mayor sin saber exactamente que estaba haciendo allí, la sensación de peligro permeaba el aire, sabía que los Renegados habían entrado a la ciudad, tenía que encontrar a su familia y avisarles, tenía que ir rápidamente por sus armas.
Sasha no supo en qué momento dejó de correr para elevarse en el aire y surcar el cielo, tal como había hecho Angus el día que la había encontrado, la urgencia era tal que olvidó totalmente su miedo a las alturas y rápidamente descendió en la casa. Entró rápidamente y llamó a gritos a su familia.
—¿Qué pasa? —dijeron al unísono Johann y Lilith
—El escudo cayó por unos instantes y los Renegados ingresaron a nuestra ciudad
—¿Cómo lo sabes? —preguntó una voz a su espalda, la voz de Angus.
—No sé y en este momento no nos interesa, lo único que debe importarnos es que lo sé. Vamos, debemos ir antes que ocurra una tragedia, no quiero que a nadie le ocurra lo que nos ocurrió a Gabriel y a mí.
Sasha subió a su habitación y se colocó rápidamente sus armas y salió apresuradamente de la casa, los demás ya estaban en movimiento, el único que esperaba por ella era Angus.
—¿Por qué no fuiste con ellos?
—Porque mi primer prioridad es protegerte a ti.
—Te lo agradezco pero me sé defender sola, no es necesario que me sirvas de guardaespaldas.
—Vamos Sasha, mientras estas aquí tratando de sacarme de mis casillas, alguien puede estar muriendo, debemos correr, Johann llamó a Nandy y ella le avisó a todos los miembros del Concejo. Los refuerzos están en camino.
Sin ningún aviso Sasha se elevó en el cielo, dejando a Angus con la boca abierta
Oh no, pensó Angus, empiezan a verse los primeros efectos de mi sangre en ella.
Deshaciéndose de ese pensamiento, Angus también se elevó junto a ella rumbo a la batalla.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Capitulo 9 - Un momento mágico

CAPITULO 9 – UN MOMENTO MAGICO

Sasha se asomo al balcón por un poco de aire, se sentía abrumada al conocer tantas personas, tan variadas, tanto Poder en el aire permeándolo con su fuerza y con un sabor dulce a sangre...
La noche estaba hermosa de un color azul-violeta que brillaba más allá de donde la vista alcanzaba, convirtiendo las montañas en gigantes oscuros, la luna adornaba con su cara redonda y luminosa la cúspide del cielo y junto a ella las estrellas brillaban en el firmamento cual luciérnagas sostenidas contra terciopelo negro, hilachas de nubes vagaban por el cielo en una carrera lánguida y suave, estirándose, compenetrándose, formando pequeños copos que se estiraban y viajaban recorriendo el firmamento como bailarines incansables. En el aire se respiraba los olores de los árboles en flor, los frutos primarios de la cosecha, el olor a la tierra rica y húmeda y la hierba que crecía sobre ella. Sasha bebió la hermosura de la noche, de la madre tierra que la llama como a una hija.
Sintió a Angus acercarse a ella, lo oyó detenerse a unos cuantos metros, indeciso sobre si continuar caminando hacia ella o definitivamente dar la vuelta e irse.
—¿Ahora me tienes miedo Angus?
El frunció el ceño y acorto la distancia entre los dos, tan cerca que Sasha sintió el calor que emanaba del cuerpo de él hacia el de ella, era tan avasallador sentirlo cerca, su grande y musculosa figura empequeñecía la suya. Sasha suspiró profundamente llevando su esencia a sus pulmones, con el pleno conocimiento que a pesar de no conocerlo, su alma si lo reconocía.
—No te tengo miedo, —dijo Angus en un susurro —es tan solo que no quiero pasar a ser una incómoda presencia a la cual no puedes evitar, quiero ser lo que necesites Sasha, un amigo, un consejero, un amante, un compañero… pero siempre me rehúyes como si tuviera lepra, cuando lo único que pido es poder abrazarte y sostenerte entre mis brazos, para que te sientas amada y segura
Sasha se inclino sobre el grueso barandal del balcón con los ojos perdidos en el horizonte, en la enorme luna que adornaba el cielo.
—No me incomodas, es sólo que estoy tan acostumbrada a ser una trotamundos que me siento desubicada con los cambios que han ocurrido recientemente en mi vida, no estoy acostumbrada a que las personas me sonrían y hablen conmigo, he sido toda mi vida una apartada social, quizá la gente sabía muy en fondo lo que yo era y se apartaban de mi presencia, o quizá el hecho era que yo me apartaba de todo el mundo para no “sentir”.
—¿No sentir qué?
—Decepción, dolor, que te señalen con el dedo por ser diferente, porque por más que lo intentes no puedes ocultar que eres diferente, que hay cosas mal en ti.
—¡Sasha, no hay nada malo en ti!
—Sí, claro, díselo a la compañera que compartía el cuarto conmigo en el orfanato y vio mis ojos brillantes, ese mismo día solicitó que la cambiaran de habitación, su versión era que yo estaba poseída por el diablo, o dile también a la que estampe contra una pared cuando la ira me inundó y tuvo que pasar dos meses en el hospital por fracturas múltiples o a la que me seguía por todo el orfanato como una zombi. La gente me temía Angus, se asustaba con lo que yo hacía y es algo que no podía evitar. —Las lágrimas brillaron en los ojos de Sasha, sin embargo, ni tan siquiera una de ellas se derramó.
—No seas tan dura contigo misma, pudo haber sido mucho peor al no tener a nadie a tu lado para que te apoyará y te aconsejará, nadie que te ayudara a controlar el Poder tan fuerte que crece en ti.
Sasha volteó a ver el rostro de Angus, la línea de su fuerte mandíbula adornada de la incipiente barba oscura, los ojos oscuros y hermosos adornados por esas gruesas cejas y las extensas pestañas. En ese momento Angus levantó la cara y sus miradas se entrecruzaron y como sucedió antes el ambiente se sobrecargo con sentimientos no dichos, con la cercanía de dos almas que se necesitaban. En ese momento Sasha se perdió en sus ojos, lentamente se acercó a él, sus palmas descansaron en la amplitud de su pecho acariciándolo, como si sus manos tuvieran voluntad propia, acercando su cuerpo al de Angus se puso de puntas enroscando sus brazos alrededor de su cuello acercándolo para un beso, cuando se encontraba cerca de sus labios, Gabriel asomó la cabeza por la puerta que daba al balcón.
—Sasha, me enviaron para que te dijera que es de mala educación salirse de una reunión donde la homenajeada eres tú, me dijo tío Johann que acabes rápido lo que estés haciendo y te reúnas con nosotros. Y me dijo tía Lilith que por favor no nos avergüences…
—Ya voy Gabriel, diles que ya voy. —dijo Sasha impaciente por la interrupción.
—Será mejor que entremos, no queremos que piensen mal de ti —Dijo Angus con una de esas sonrisas que le paralizaban el corazón a Sasha
—Si, por supuesto —dijo Sasha entre dientes, con la rabia filtrándose por cada palabra, tenía ganas de ahorcar a Gabriel por la interrupción —Voy adelante o me acompañas
—Inevitablemente siempre te acompañare —dijo Angus y la sonrisa se amplió en su cara hasta llegar a sus ojos. Extendió el brazo derecho para que ella lo tomara apoyándose en él. Sasha enredo su mano alrededor de su grueso y fuerte brazo y Angus apoyó una mano sobre la suya más pequeña. —Soy muy feliz teniéndote a mi lado Sasha, solamente teniéndote a mi lado y tomando tu mano.
La cara de Sasha se iluminó con una sonrisa —Eso no implica que te vaya a dar vía libre en mi vida.
Y con este último comentario entraron a la reunión.


Sasha estaba agotada en su cuarto después de la reunión. Su familia se había dispersado después de la cena, aunque Sasha no había comido mucho, su apetito lentamente estaba desapareciendo y la sed se estaba volviendo más intensa, se había vuelto aún peor después de lo que había sucedido con Angus. Aún no recordaba algunas de las cosas de ese día, pero poco a poco estaba recordando fragmentos.
Se soltó su cabello y lo cepillo lentamente hasta que estuvo suave entre sus manos, iba a empezar a desnudarse para meterse entre las suaves sábanas de su cama, pero en ese momento lo sintió, algo allí afuera, poderoso como ninguno la llamaba hacia él, algo estaba despertando de un sueño largo de siglos y veía todo a su alrededor a través de sus ojos, una voz llenó su cabeza golpeándola “Ven a mí” una y otra vez sonaba como un eco en su mente.

jueves, 17 de febrero de 2011

CAPITULO 8 - BIENVENIDA

CAPITULO 8 – BIENVENIDA
Salieron de la casa, Sasha iba del brazo de su tío, se sentía tan familiar tenerlo cerca, era casi como si estuviera con su papá, Gabriel iba brincando como una pequeña cabra por todo el césped, su lacio cabello negro se alborotaba y continuamente cubría su cara mientras hacía saltos y malabares por todo el jardín, tomando una pequeña rama empezó a utilizarla como si fuera una espada, chuzando con ella a los tres y después riéndose de sus travesuras.
Lilith tomó una pequeña rama a su vez y empezó a jugar con Gabriel, Sasha se dio cuenta que era una excelente espadachín, el movimiento ligero de sus pies, el equilibrio y la distancia que guardaba entre sus pies, su cuerpo, sus hombros y sus brazos denotaba una gran capacidad para la espada. Gabriel tuvo que huir de su tía cuándo ella se anotó varios tantos en su contra, en su carrera loca le dio la espalda lo que le otorgó a Lilith la ventaja para poder chuzar sus nalgas mientras corría. Todos estallaron en carcajadas mientras veían al pobre Gabriel sobándose sus cachetes adoloridos.
Sasha se sentía feliz, de ver a su familia unida, ya no le cabía la menor duda que era su familia. Su sonrisa se apagó cuando divisó a un Angus que se paseaba de un lado a otro en la entrada de la Villa, parecía un león enjaulado, una bestia a punto de explotar, Sasha detuvo su caminar y se quedó petrificada, no quería verlo, no quería acordarse de lo que había sucedido, sentía una mezcla de sentimientos en su presencia que la hacían sentir insegura: rabia, cariño, vergüenza, y un incipiente amor por aquel hombre que ni siquiera conocía. Dio dos pasos hacia atrás y su tío se apresuro a tomarla por los hombros, se agachó un poco para quedar a la misma altura que ella, para poder verla directamente a los ojos.
—Sasha, yo te protegeré de todo y de todos.
—Incluso de mí misma tío.
—Si mi niña, incluso de ti misma.
La abrazó y Sasha se sintió segura entre sus brazos. Su confianza volvió, supo que podía enfrentar al mundo y que ya nunca estaría sola. Miró a Angus a lo lejos, su aire distinguido, su cuerpo glorioso, su andar felino y suave, pero firme y masculino. Ese cabello negro que quería acariciar, esos labios sensuales que se moría por volver a besar, esa sexualidad oscura que quería redescubrir. En ese momento Angus levantó la cabeza y sus miradas se cruzaron en el aire infinito que los separaba, algo que se sentía tangible entre ellos cruzó como un relámpago en la oscuridad, uniéndolos a través del tiempo y la distancia. Sin embargo, Sasha decidió que no se lo iba a dejar fácil. Recordó las palabras de su padre “las mejores cosas de la vida, son las que se ganan con mucho esfuerzo”. Y ella definitivamente quería ser lo mejor para Angus.
—Buenos días Ang, ¿Qué haces mirándome como idiota?, ¿no tienes nada más que hacer? Despierta de ese mundo en el que andas, pisa tierra firme o te vas a ir de narices.
—Muchachita irrespetuosa, se nota que no has tenido padres que te eduquen, tienes una lengua muy larga.
—Lengua larga la tuya… —En ese instante y de la manera más inoportuna los recuerdos de lo que Angus había hecho con su lengua cayeron sobre ella ¡Oh Dios!, ayúdame, que no se dé cuenta que me acuerdo de lo de anoche.
Con aire digno, levantando el mentón, se alejó de Angus sin dirigirle una sola mirada, aunque un color sonrosado iluminaba sus mejillas trató de disimularlo con una mirada de furia. Siguió caminando del brazo de Johann sin siquiera voltear a mirarlo.
Angus a su espalda sonrió, ella aún no se había dado cuenta que con el pasar del tiempo él podía derrumbar fácilmente sus paredes mentales, ahora lo podía hacer incluso sin que ella se diera cuenta. Así que le gusto lo que le hice… es un dato muy interesante —pensó Angus con una sonrisa de satisfacción en su cara. Haciendo planes para esa noche se encontró siguiendo a la familia hasta el Altar Máximo donde se reunía el Concejo Vampírico.

Sasha, su familia y Angus entraron en una especie de salón de conferencias dentro del enorme edificio, allí se encontraban varias personas, entre hombres y mujeres Sasha contó veinte. Personas cuyo rostro no denotaba más de treinta o cuarenta años, pero cuya mirada cargaba el peso de muchísimos años de vida, el Poder que salía de ellos era aplastante, así que Sasha supo con total seguridad que estos eran los Antiguos, los vampiros más viejos.
Quedó aún más sorprendida al ver que la mayoría no eran hombres sino mujeres, Johann fue haciendo las presentaciones persona por persona, algunos de ellos  se quedaron hablando con su tío y con Angus. Una mujer alta de cabello castaño, hermoso cuerpo y andar sensual se dirigió a donde se encontraba Sasha, junto a ella caminaba una pequeña que no parecía tener más de trece años con una hermosa cara de ángel.
—Hola, ¿Cómo estás?, mi nombre es Sandra, aunque todos me dicen Gat por mi gusto por los gatitos. —Dijo la alta de cabellos castaños —Esta pequeña a mi lado es Angelique, dile Ang.
—Me van a confundir con tantos nombres —dijo Sasha sonriendo
—Vamos, solo Gat y Ang… eso es todo
—Bueno, gracias Gat, hola Ang gusto en conocerte
—Hola Sasha —dijo Ang con una vocecita musical —hace rato no te veía.
—¿No me veías?, no entiendo, yo no te conocía hasta hoy.
—¡Ahh!, no te apures, sí nos conocíamos, lo que sucede es que seguramente no te acuerdas de mí, tú eras muy pequeña. —Al ver que Sasha fruncía el ceño, Ang dijo —Te lo explicare, yo soy una de las convertidas, no nací vampiro sino humana, y mi nacimiento como vampiro fue cuando tenía catorce años, eso sucede con los convertidos, nos congelamos en la eternidad en la edad en la cual sucedió la conversión. Así que puedo decirte con total seguridad que te conozco desde que naciste.
Esa declaración impactó mucho a Sasha que se quedó por unos instantes muda sin saber que decir.
—Bueno, como veo que eres de pocas palabras —siguió diciendo Gat mientras sus labios esbozaban una sonrisa —quiero decirte que varios de nosotros vamos a ser tus maestros.
—¿Maestros? Oh no, no quiero estudiar, ya yo acabé mi época de estudiante.
Gat soltó una estruendosa carcajada, mientras Ang hacía todo el acopio para no reír igual que Gat.
—Mira, yo voy a ser tu maestra de idiomas antiguos —dijo Gat —aquí nuestra pequeña amiga va a ser quien te enseñe a protegerte mentalmente, créeme, nadie es mejor que ella en cuando a control mental. Aquella que ves allí, esa linda vampira con esos dulces ojos se llama Kassu, ella te enseñara el manejo de hierbas y pócimas. Y la que esta avasallando a tu tío Johann y no deja de mostrarle los pechos, le decimos Nandy, ella te enseñara las reglas y la forma de comportarte en nuestra sociedad. Ansaqui, que es aquella delgada de allí, con ese pantalón de cuero que le queda tan bien que me da envidia, es tu maestra de encubrimiento. Por supuesto, tu tía Lilith quien será tu maestra de armas, ella maneja desde los cuchillos, hasta armas de fuego. Aquella de más allá se llama Marie, ella te enseñara la forma de amarrar tu Poder para que no suceda lo que paso anoche… por cierto, eres una bárbara, rompiste todos los objetos de tu casa y de todas las casas vecinas. Me preguntó que pudo haber hecho que despertaras tu Poder así…
En ese momento Angus volteó a ver a Sasha, su mirada se deslizó a lo largo de su cuerpo, enviando escalofríos de lujuria a través de su espina dorsal. Era posesiva y demostraba abiertamente que él la quería para que fuera suya.
—Ahhh, ya entiendo lo que pasó —dijo Gat soltando otra estruendosa carcajada. —Parece que alguien se está sintiendo muy posesivo… —y otra vez se le escuchó reír
—No es lo que están pensando —dijo Sasha
—Querida, si no pensamos nada en absoluto, ven y te presentó al amor de mi vida, mi Rafa. 

Serie oscura - libro 21

21 Peligro Oscuro http://www.mediafire.com/?yuhy36h6caj56

CAPITULO 7 - NUEVA ETAPA

CAPITULO 7 – NUEVA ETAPA
El Fuego calentaba el cuarto de estudio de Johann, la madera crepitaba a medida que se consumía. Angus observó la biblioteca, con una amplia selección de libros de todos los temas, el escritorio se encontraba muy bien organizado y fotos de la familia adornaban la chimenea. En ella se veía una foto de la familia de Sasha, una niña con una deslumbrante sonrisa lo observaba desde la foto… su Sasha. El sofá era cómodo y sus colores terrosos combinaban con los paneles de madera del estudio. Nuevamente Angus pasó la mano por su cabello, era un gesto que demostraba lo nervioso que estaba. Johann tomo dos copas de coñac de su selecto bar y se acercó a él ofreciéndole una.
—Ahora sí, Angus tenemos que hablar muy seriamente, no puedo permitir que tus instintos hagan que Sasha se asuste y quiera huir de su propia familia. Ella sólo es una niña, una novata, su Poder es muy fuerte, pero se sale de control con mucha facilidad.
—Eso no va a pasar, no va a huir, ella es muy fuerte. —Angus exhaló un suspiro —se que no hice las cosas como debería haberlas hecho, he cometido más errores en un día que los que he cometido en los mil años que tengo de existencia, pero es que tu no comprendes…
—Comprendo más de lo que crees, —una sombra de nostalgia brillo tenuemente en los ojos de Johann, un dolor que paso por sus oscuros ojos, —es simplemente que no puedes acosar a Sasha para que te acepte, cuando ella ni siquiera se ha aceptado a sí misma ni ha aceptado lo que es, además ponte a pensar que hubiera pasado si ella prueba tu sangre, ¡sabes perfectamente lo que le sucederá!, ella aún no está preparada para manejar sus propios dones, mucho menos para manejar los dones de un vampiro tan antiguo como tú.
—¡Lo sé!, ¡lo sé!, simplemente en un momento todo se salió de control, no sé que me pasó —Angus paso las manos a través de su rostro, en un gesto de angustia, —ella es todo lo que he deseado desde hace mucho tiempo, esperarla ha sido una tortura, y cuando sucedió el ataque y desapareció sentí que me moría… tu sabes cómo fue para todos, pero sobre todo para mí. Ella me fue destinada por el oráculo, la noche en que nació se hizo el pacto entre tu familia y la mía, no puedes robarle la esperanza a un hombre que no ha tenido más que una vida vacía de honor y lealtad hacia su raza, ella es mi esperanza, mi futuro, mi vida.
—Sé lo que has vivido Angus, acuérdate que fue mi hermano quien murió aquella horrible noche, William era terco por naturaleza, como lo soy yo mismo, tratamos de hacerle comprender que el mejor lugar para que estuviera era detrás del escudo de Ashleton, pero él quería que sus hijos tuvieran contacto con los humanos, para que comprendieran la fragilidad de los mismos, y se llevó a toda su familia con él. Traté de advertirle sobre los peligros, la falta de protección que tendrían, pero me dijo que lo hacía por Sasha, tú sabes que el oráculo no solo vaticinó que ustedes debían estar juntos para que la paz y la tranquilidad por fin se instalara entre nuestra gente; también nos dijo que Sasha era única, una guerrera, una maga, alguien con todos los Poderes reunidos en una sola persona y que ella debía ser instruida para cargar con todo ese peso.
—Fui muy difícil dar con ella, —dijo Angus —cada vez que me acercaba a ella estaba rodeada de humanos, o estaba huyendo de los renegados o incluso estaba huyendo de mí, tu sabes que con el paso del tiempo nos es más fácil ocultar nuestra presencia, sin embargo, ella es la única que puede sentirme aún cuando traté de ocultarme, quizá es por el ritual, no lo sé, pero me detectaba antes que pudiera alcanzarla. Sin embargo hoy… creo que estaba distraída, la observé desde el callejón y la tristeza inundaba su rostro, quise protegerla y abrazarla y los sentimientos se me agolparon tan de repente que baje mis defensas y ella pudo detectarme, si no me hubiera movido tan rápido como lo hice no la hubiera alcanzado, aunque a decir verdad, al que alcance fue a Gabriel, pero yo sabía que ella no se iría sin su hermano. Fue realmente una suerte que los alcanzará, a esta hora los renegados los tendrían tanto a ella como a Gabriel.
—Angus, sé que no soy quien para darte consejos, y mucho menos para prohibirte o decirte nada, tengo 300 años menos que tú, pero tienes que ser responsable con ella, lo de hoy no puede volver a suceder o me veré en la obligación de negarte la entrada a esta casa, no es lo que quiero hacer, pero si continuas así me veré abocado por tus actitudes a hacerlo. Es mi deber protegerla, hasta de sí misma, y tú sabes que ella estará esperando la menor oportunidad para irse de aquí.
—No es lo que quiero, tenerla lejos me duele, pero sé que tengo que ser paciente hasta que aprenda como desenvolverse en nuestra sociedad y también que me acepte como el guardián de su alma y de su corazón.
—Bueno, ya teniendo las cosas claras, creo que es hora que nos retiremos a descansar, ve a tu casa Angus, nosotros cuidaremos de nuestra familia, no te preocupes.
Angus se despidió de Johann con una inclinación de cabeza y salió abatido por la puerta principal. El mayordomo cerró la puerta detrás de él y a través del cristal Johann pudo ver su silueta, parecía indeciso entre seguir su camino o quedarse allí de pie, después de unos minutos, Angus se dirigió a su casa.


Sasha despertó e inmediatamente se puso de pie como era su costumbre pero un lento mareo se apoderó de ella, su cabeza palpitaba y su cuerpo estaba adolorido, sobre todo en algunas de sus partes más íntimas, ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sucedido?, se preguntó aún con la mente aturdida, su mirada divisó un bulto que se encontraba al borde de su cama. Lilith se encontraba sentada en una silla e inclinada sobre la cama, estaba dormida con un brazo extendido hacia donde ella se encontraba durmiendo, como si estuviera pendiente del momento en que se levantara, parecía que había velado toda la noche su sueño y estaba agotada, su tía no se había movido…
Mi tía el solo pensamiento fue suficiente para que Sasha se diera cuenta donde estaba, con quien  estaba y como estaba, los recuerdos brumosos de la noche anterior se fueron aclarando en su mente, lo que había hecho era terrible, se sintió abrumada por la cantidad de sentimientos que había despertado la imagen de su tío Johann y después… lo que le había hecho a Angus, lo que Angus le había hecho a ella… ¡Dios mío! Como voy a volver a verle la cara a nadie. Recordó sus besos apasionados y como lo había hundido contra la cama rozándose contra su cuerpo. El solo recordarlo incendió la sangre en sus venas y su vientre se apretó con anticipación, su clítoris palpitó y su vaina pulsó con vida propia, con solo eso estaba más que excitada. Desesperada agitó su cabeza como si los recuerdos pudieran salir de ella con ese simple movimiento, asustada de la respuesta de su propio cuerpo, corrió al baño que se encontraba dentro de la habitación y tomó una larga y caliente ducha para acabar de retirar el sopor que le pesaba en la mente y en el cuerpo. Se secó enérgicamente con una toalla afelpada y salió envuelta en ella.
Gabriel se encontraba en la habitación con una sonrisa de oreja a oreja, una sonrisa verdadera, tranquila y feliz que hace mucho tiempo Sasha no veía en el niño. Su tía Lilith ya había abandonado la habitación, su cama estaba tendida y le había dejado ropa encima de la misma. Extrañamente era la clase de ropa que le gustaba… su típico traje guerrero, unos pantalones en cuero y una camisa negra pegada al cuerpo. Buscó su maleta, de donde sacó la ropa interior más cómoda que pudo encontrar.
—Hola Sasha, ¿Cómo te encuentras hoy? —dijo Gabriel
—Hola mi pequeño cachorro… bien, gracias, descanse mucho ¿y tú?
—Yo también, aunque se ve que tío Johann y tía Lilith apenas pudieron dormir, hay un montón de escombros y cosas rotas por toda la casa, lo peor es que no supe en qué momento pasó, me quedé profundamente dormido en el sofá, y esta mañana desperté en mi propia habitación, ¿puedes creerlo? “Tengo–habitación–propia”, estoy feliz, además es muy bonita y según parece estaba esperando por mí, tengo una laptop propia, además de un Wii con un montón de juegos de video que siempre quise. Hay ropa suficiente para un batallón y la cama es realmente suave.
Sasha se quedó embelesada viendo la expresión de Gabriel, su niño se encontraba más que feliz de encontrarse allí.
—Voy a cambiarme Gabriel, ya vuelvo y hablamos otro poco.
—Creo que no tenemos tiempo de charlar, la tía Lilith me dijo que nos han preparado una recepción.
—Y porque yo soy la última en enterarme.
—Pues supongo que porque ayer terminaste noqueada totalmente, además no te hagas la mártir que no te sienta bien.
—Chiquillo mal criado, deja que te alcance y verás lo que es ser un mártir —Sasha tomo la toalla que tenia atada al cabello y la agitó contra Gabriel como si se tratara de un látigo, azotándolo en su trasero, Gabriel soltó un pequeño grito y salió corriendo de la habitación. Se asomó desde la puerta
—Eres una odiosa, eso me pasa por ser buen hermano y venir a ver como seguías —Diciendo esto le sacó la lengua y salió corriendo por el pasillo riendo como loco.
—Este niño me va a agotar si sigue así de vital —dijo para sí misma
Sasha se vistió y salió por el pasillo hacia las escaleras en forma de caracol, bajó mirando detenidamente las decoraciones y las fotografías que colgaban de las paredes, en muchas de ellas veía a su padre, cuando era un niño, a su lado estaba Johann. No se veía diferencia física entre los dos, aunque Johann tenía un cierto aire travieso en sus ojos, en cambio en los de su padre la seriedad primaba.
Al bajar las escaleras se encontró que las personas que colaboraban en la mansión con el aseo, ya habían recogido gran cantidad de objetos rotos en una sola pila y los estaban empacando. Sonrojándose por el recuerdo caminó rápidamente hasta llegar a donde su tío y tía se encontraban.