miércoles, 25 de agosto de 2010

Premios

Estos son los premios que me regalo Laqua, gracias a tí, además lo menos que podía hacer era felicitarte, a todos nos gusta nuestros cumpleaños... bueno excepto a la "pobre viejecita" de Rafael Pombo... jajajajaja



















Bueno eso es todo.... laqua me encanta sobre todo este último.... delicioso.

lunes, 23 de agosto de 2010

Pasión en la Sangre - Capítulo 2

CAPITULO 2 - PERSECUCION
Sasha se inclinó tratando de coger las manos de su hermano, que con un rictus de horror en el rostro desapareció engullido por la ventana. Se quedó allí de pie durante unos segundos, con la incredulidad estampada en el rostro… los habían encontrado, habían atrapado a su amado hermano, las imágenes del pasado venían a ella, pero ahora en lugar de ver los cuerpos desmadejados de sus padres, veía el de Gabriel.
Sin pensarlo dos veces y de un solo salto ingreso a través de la ventana con la resolución de una guerrera. Desenfundó la espada mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad… aunque desde hace un tiempo había notado que le era más fácil ver en la oscuridad. “Es por el entrenamiento y la práctica”, pensaba ella, pero cada vez era más y más consciente del Poder que se enroscaba en su interior, algo que había despertado hacia más o menos un año y aún no entendía el porqué.
En la esquina apartada una figura se movió, un hombre alto estaba en las sombras más oscuras, sus ojos brillaban en la oscuridad, tenía a su hermano en sus manos a manera de escudo mientras la contemplaba fijamente.
—Baja la espada, no vengo en son de pelea —dijo él con voz suave y calmada, una voz que tocó a Sasha en lo más profundo de su alma, como nadie nunca lo había hecho.
La furia hizo que Sasha temblara, una llama se extendió en su interior inundándola con el sentimiento, la prioridad era su hermano, se acomodó en la postura de un guerrero con la espada en alto, sus pies apenas rozaban el suelo mientras se acercaba amenazante hacia el extraño.
—Eso debió haberlo pensado antes de poner las manos sobre mi hermano, ¡suéltelo ya mismo! —dijo haciendo rechinar sus dientes. Sasha estaba furiosa y sabía que si continuaba así fácilmente perdería el control de sus emociones.
Gabriel la miró asombrado, otra vez sus ojos eran opalinos y su cabello se extendía alrededor de ella como si tuviera vida propia, como si un viento lo arremolinara y lo alzara por encima de su cabeza, se veía como una amazona, sus pasos parecidos a una bailarina de ballet, como agua derramándose de un riachuelo.
—Lo suelto si tu sueltas la espada y las demás armas que cargas encima —dijo el hombre sin inmutarse, su rostro duro como una piedra no mostraba emoción alguna, el Poder se enroscaba en él, tan peligroso como un león en la jungla.
—No crea en su buena suerte maldito, si no lo suelta ya, iré por usted y no le gustara nada lo que pienso hacerle, así que suéltelo –finalizó la frase con un gruñido gutural que salió de lo más profundo de su garganta.
El hombre la contempló, algo en sus ojos hizo que Sasha vacilara, era una mezcla de dolor, de ternura, de algo más que a Sasha le fue difícil de definir, era como si este hombre la conociera, pero la vida le había enseñado a ser cuidadosa, cautelosa y muy desconfiada.
—¿Quién demonios es usted?
—Deja de maldecir por un instante y baja la espada, tienes que moderar tu lenguaje jovencita, no voy a hacerles daño, sin embargo, es mejor que salgamos rápido de aquí, los “otros” vienen y no te gustaría que nos encontrarán aquí siendo nuestro número mucho menor que el de ellos.
—Mire, en primer lugar, no soy ninguna “jovencita”, ni le he dado confianza para que socialice conmigo, y en segundo lugar, ¿Quienes son “los otros”?, ¿a quienes se refiere?
—Los “Renegados”, los vampiros renegados que te han estado persiguiendo, baja el arma y movámonos, ya casi se encuentran sobre nuestras cabezas y son un gran número, si alcanzamos a llegar a un sitio seguro, no podrán hacernos nada, pero aquí estamos en peligro.
Sasha no confiaba aún en el hombre, criatura o lo que sea que fuere él, pero sentía el hedor del mal empezar a llenar el aire, y supo que le había dicho la verdad, venían un gran número de vampiros y estaban de cacería y el premio de caza era ella y Gabriel. Sasha tomó la mano de su hermano sin importarle sacarlo de los brazos de aquel hombre, salió por la ventana igual que como lo había hecho anteriormente y empezó a sondear el aire. Allí de pie vio una nube oscura venir desde el sur, la nube se movía, tenia vida propia, para su horror se dio cuenta que no era una nube, era una cantidad enorme de vampiros que se acercaban a gran velocidad.
Gabriel y el hombre ya se encontraban afuera, él trato de abrazarla pero ella se alejó de él al sentir el calor de su piel contra la suya, sintió como si la hubiera quemado, era una especie de electricidad corriendo por su cuerpo, calentando su sangre, pulsando en sus venas. Como si supiera lo que ella había sentido, él sonrió, la miró con sus negros ojos y le dijo:
—No te voy a hacer nada que tu no quieras —la atravesó con su mirada penetrante llena de algo indescifrable, —es solo que no podemos simplemente salir corriendo para librarnos de ellos, tenemos que huir de aquí rápidamente, así que ven y no nos atrases más —le dijo
A pesar de la suavidad de su voz, para Sasha sonó como un regaño y una orden, ¿que se creía este imbécil, que ella era alguien a quien podía manipular?, quiso gritarle y oponerse o aunque sea mandarle algo para romper su cabezota dura, eso la haría muy feliz, pero ante el hedor del mal que cada vez inundaba más su nariz se dejó abrazar, sin saber exactamente que iba a hacer el hombre para superar la velocidad de tantos vampiros y encima cargando con dos personas, sin embargo, él era increíblemente fuerte y los tomó a cada uno en un brazo como si no pesaran más que una pluma y con un impulso, tomo el aire volando por encima de las casas. Gabriel jadeó de manera involuntaria ante la sensación y Sasha contuvo su propio grito, solo porque su orgullo le dictó que de ninguna manera le daría a ese hombre un arma para poder utilizarla en contra de ella, y que él conociera su aversión por las alturas.
El hombre estaba totalmente concentrado en el vuelo y en escapar de los vampiros, imprimiendo una gran velocidad, así que por primera vez Sasha pudo darse el tiempo y el lujo para estudiar al enemigo: Era un hombre muy guapo, de una belleza masculina áspera y espectacular: Sus crudos rasgos marcados con un gesto de presunción y de crueldad, los ángulos de su cara eran como los de una estatua griega, casi perfectos, excepto por una cicatriz que marcaba su mejilla izquierda, pero esto sólo lo hacía ver más varonil, una incipiente barba de dos días adornaba una mandíbula cuadrada y terca, sus oscuros y hermosos ojos adornados con unas hermosas pestañas largas y negras y unas cejas bien formadas y espesas, su cabello sedoso y negro caía en ondas hasta su amplios hombros, salvaje y felino. Su cuerpo era atlético y bien formado, el ondear del viento en su camisa había logrado que los primeros botones se soltaran, dándole una buena vista de los músculos de su pecho y su abdomen. Un calor recorrió el cuerpo de Sasha ante la vista de su piel desnuda e involuntariamente tembló.
Él la sintió temblar en sus brazos y volteó sus ojos hacia ella: “Tienes frio, porque te puedo calentar”. Su voz tan suave, tenía una leve insinuación sexual cuando había pronunciado esas palabras.
Sasha no lo podía creer, él le había hablado en su mente, había derribado las barreras que cuidadosamente ella había levantado y las palabras habían resonado en su mente, más no fue eso lo que más la preocupó, lo que realmente la asustó fue la respuesta de su cuerpo ante la voz en su mente, sintió su cuerpo palpitando, hambriento, sensual. Su excitación sexual se encumbró hasta el límite, rápidamente, sin darle tiempo al raciocinio ni a un pequeño pensamiento y cuando la mano de él rozó uno de sus pechos, no supo si de manera voluntaria o involuntaria, el calor se proyectó de tal manera que sintió el orgasmo recorrer su cuerpo, allí mismo, en el aire, con el solo toque de su mano, con un montón de asesinos vampiros persiguiéndolos, con su hermano cerca, y lo peor de todo, lo había causado un perfecto desconocido.
Sasha lo observó con sus ojos muy abiertos, ¿Qué le había pasado?, el calor aún se enroscaba en su cuerpo, haciéndola desear más de algo, algo que desconocía, algo que nunca había sentido por nadie. Por supuesto que no era una completa ignorante, en los cortos tiempos en los que convivía con alguna familia, estos la habían puesto a estudiar, y tenía un montón de compañeros de estudio, algunos de ellos muy guapos, hasta había tenido una que otra cita y se había atrevido a besar a uno, sólo por la experiencia, aunque ésta no le había resultado muy buena, si hubiera besado una pared hubiera sentido más que aquella vez que besó a aquel chico.
Eso la asombraba aún más, nunca había sentido nada así por nadie, y menos por alguien al que había acabado de conocer y al que no quería conocer. Él le volvió a hablar en su mente: “¿Ahora si estas caliente?”,
Sasha observó que una sonrisa curvaba su boca, como si supiera lo que le había hecho. En su mente le envió una imagen de ella dándole una patada muy, pero muy fuerte en sus partes nobles, y lo visualizó a él retorciéndose en el piso como una ardilla, cogiéndose su paquete con ambas manos y dando alaridos de dolor.
Eso no sería nada amable de tu parte, además si me hicieras eso… después te las cobraría, aunque creo que a ti te gustaría la forma en que me cobraría tal fechoría”
Sasha le envío su mirada más asesina, al ver que él no se inmutaba, simplemente se encogió de hombros y frunció el ceño. En voz baja para que su hermano no escuchara le dijo:
—Sal de mi cabeza ya mismo y deja de querer congraciarte conmigo, no voy a caer en tu trampa, así que déjalo ya.
—En mi trampa ya caíste. Al menos ya me tienes confianza, tanta que has puesto tu vida y la de tu hermano en mis manos —dijo él con aire de suficiencia
—Maldito imbécil, bestia inmunda, pedazo de excremento, troglodita,…. —Sasha siguió murmurando toda clase de improperios, los que se sabía y hasta algunos más que se inventó en el camino.
Los vampiros los seguían muy de cerca, tan cerca que podían sentir su respiración en la nuca, el aura de maldad la ponía enferma, pero en un determinado momento Sasha sintió como si pasaran por un escudo invisible, un campo de energía, el cual hizo una leve invasión en la mente de los tres.
—Estamos pasando por el escudo de Ashleton, a partir de aquí, los renegados no nos pueden seguir. —dijo él
El hombre tomó tierra aún sujetando firmemente a Sasha y a Gabriel, lentamente liberó a Gabriel aunque aún su enorme mano rodeaba la muñeca de la mano del muchacho de forma protectora, sin embargo, Sasha se dio cuenta que a ella no la soltaba, es más, la abrazaba de forma posesiva, como si fuera de su propiedad.
Sasha se contorsionó en sus brazos, hasta pegarle un empujón que lo hizo alejarse de ella. Sin embargo, él volvió a tomarla por la cintura con más fuerza aún.
—No es buena idea soltarte mi niña, así que quedémonos un rato así.
—No se si no me he hecho entender, pero NO-SOY-UNA-NIÑA, y no tienes ningún derecho a abrazarme, ni a tocarme de la forma en que lo estás haciendo, así que suéltame.
El simplemente se encogió de hombros haciendo que la camisa fluyera a través de sus pesados músculos y siguió abrazándola fuertemente.
Fuera del escudo de Ashleton los vampiros renegados detuvieron su vuelo a escasos pasos, siseando y gruñendo contra la barrera que aparentemente no los dejaba continuar, los más intrépidos trataron de pasarla, pero parecía como si se quedaran pegados en una enorme red de araña que al tacto pasaba electricidad por sus cuerpos. Una vez tocaban aquella red no podían soltarse de ella, la electricidad crujía a lo largo del escudo hasta que empezó a elevarse un olor a carne chamuscada y a algo parecido a huevos podridos mientras los cuerpos eran totalmente carbonizados hasta convertirlos en cenizas.
Sasha miraba fascinada hacia la red, para nada intimidada con lo que estaba pasando, Gabriel no pudo soportarlo y volteó la cara hacia atrás, para observar un grupo de gente acercándose a ellos, eran muchos, asustado se revolvió tratando de soltarse de la mano que lo sostenía, dispuesto a salir corriendo, sus instintos de supervivencia estaban primando por encima de todo.
—No les temas, ellos son como nosotros —dijo el hombre sin dejar de mirar a Sasha, quien ante aquellas palabras abrió los ojos y se puso absolutamente pálida

viernes, 20 de agosto de 2010

Pasión en la Sangre - Prologo y Capítulo 1

Prologo

La vida a veces da tantas vueltas, las experiencias de este mundo nos marcan, nos dan sabiduría, nos dan emociones. Aunque la vida misma termina donde comenzó, cuando el alma vuelve a su estado original, cuando el cuerpo se vuelve pequeñas partículas, cuando el espíritu vuela libre de cualquier atadura terrenal.
¿Pero qué pasa cuando la vida no concluye? ¿Qué pasa cuando los días se convierten en semanas, las semanas en años, los años en siglos, los siglos en eternidad?
La eternidad… aquello inalcanzable para el ser humano, aquello soñado por muchos y alcanzado por pocos, aquella maldición en la que se encuentran las criaturas que viven en la oscuridad. La posibilidad de lo imposible… ¿Puedes tú creer en lo imposible?


CAPITULO 1 - EL INICIO

Sasha no era más que una niña, cuando vio morir a sus padres. La agonía que leyó en sus rostros quedaría impresa en su cabeza para toda la eternidad, ahora ya adulta no entendía el porqué de sus muertes, el porqué la criatura que les succiono la vida simplemente la dejó vivir a ella, sin tocarla, sin hacerle nada. Continuamente en sus pesadillas veía a aquel monstruo, siempre en las sombras, con un peculiar brillo rojo en sus ojos, el odio y la maldad filtrándose a través de ellos. Sus pesadillas.... ya las conocía de memoria, era un recuento de lo que había sucedido esa noche.
Veía cuando la bestia se agachaba sobre su padre y le destrozaba la garganta con sus afilados dientes para después prenderse de la sangre que emanaba de la herida con un placer insano. Su madre y su pequeño hermano en un rincón con sus temblorosos cuerpos a punto del colapso, una vez hubo terminado con la vida de su padre, tomo a su madre de los cabellos arrastrándola a él, de dos zarpazos rasgo sus vestidos y la tomó allí delante de sus dos hijos, para después torcerle el cuello y beber de la sangre vital que escurría a lo largo de su cuerpo. En medio de aquella locura, Sasha intentó moverse, correr… pero su cuerpo no le respondía, la orden de la criatura estaba impresa en su cabeza, sin embargo, cuando vio que se acercaba a su pequeño hermano, lo más preciado, lo más sagrado, algo más fuerte en ella renació, un Poder que nunca creyó que existiría en alguien tan frágil como ella.
Se abalanzó sobre la horrenda criatura retorciéndole la cabeza con sus manos, hasta que la cabeza se separo de su cuerpo, sin embargo, observó que aquella bestia no moría, increíblemente seguía viva. Tomó entonces la gasolina que se encontraba en el garaje y roció a la criatura que gritaba y se arrastraba por el piso tratando de alejarse de ella. Sasha tomo un fosforo y simplemente lo arrojó hacia el vampiro que se retorcía en agonía, mientras Sasha alzaba a su hermano y lo llevaba escaleras arriba a la cama…
Allí la pesadilla siempre terminaba, gritando y agitando las manos volvía a la realidad, una realidad que no era mucho mejor que su pesadilla.
Vivían con su pequeño hermano, Gabriel, en un cuartucho que pagaba a diario con lo poco que conseguía en la calle, siempre en movimiento, siempre alerta. Criaturas como aquella que mató a sus padres los perseguían implacablemente, siempre tratando de asesinarlos, siempre tratando de entrar en su mente para controlarla, las pocas personas que trataron de ayudarlos siempre terminaban muertas en una feroz orgía de sangre, las personas que se atrevieron a adoptarlos, a darles calor, cariño o afecto siempre fallecían. Tantos rostros pasaron por su cabeza, tantas personas inocentes, tanta sangre en sus manos.
Sasha no quería sentirse culpable por la muerte de nadie más, por eso se había escapado del último refugio en que los había puesto el Gobierno, por eso permanecía siempre sola con su pequeño hermano, también marcado por los vampiros, por el hecho de haber sobrevivido a lo que vivieron, aunque Sasha sabía que el principal objetivo era ella, quien se había enfrentado y matado a alguien indestructible, ella había realizado lo que nadie en siglos… matar un vampiro, una criatura de la noche, un inmortal; además que en aquella época era solo una niña, ahora adulta, imaginaba que pensarían que era más peligrosa, y realmente lo era, ellos no podían saber cuánto.
Se levantó muy despacio de su cama, envolviéndose en sus propios brazos, dándose calor, frotando las palmas de sus manos por la helada piel, en la oscuridad de aquella habitación maloliente. Tenía tanto sueños destruidos, tanta soledad carcomiéndole el alma que no sabía si iba a aguantar durante mucho tiempo. A la luz de la luna observó dormir a su hermano, su suave respiración hacia que su pecho subiera y bajara en un ritmo lento y sincronizado, se veía tan frágil, su tez pálida iluminada por la luna se veía tan suave, casi como porcelana, sus hermosas cejas espesas y negras, sus largas pestañas, sus rosados párpados que ocultaban la inocencia que siempre se reflejaba en sus ojos oscuros y enormes, sus delgados labios se contraían en una mueca de dolor, su negro cabello que caía en bucles alrededor de su rostro sonrosado. Gabriel ahora tenía doce años, los que había tenido ella cuando todo comenzó…. Cuando todo terminó. De eso ya hacía diez años
Sasha sacudió su cabeza tratando de alejar de ella las pesadillas, los recuerdos, los rostros de su amada familia. Su larga cabellera azabache floto alrededor de su cuerpo, recordándole que tenía pospuesta una visita al peluquero para poner su salvaje cabello en orden, está muy largo, pensó para ella misma, nunca es conveniente que este tan largo, puede llegar a ser un obstáculo en una situación de riesgo, se reprendió a sí misma. Con el sueño huyendo de ella, a pesar de su cansancio, se adhirió al vidrio que daba a la calle, contemplando la noche, las estrellas, la luna, bajó sus ojos a la carretera, y quedó instantáneamente paralizada… algo la observaba, algo en el oscuro callejón enfrente de la pensión en la cual se encontraba. Trató de ver más allá de la oscuridad profunda, pero era impenetrable, después de unos segundos, vio el reflejo de dos ojos brillantes plateados, “Como los ojos de un gato”, pensó.
Sus instintos de supervivencia acometieron contra ella, y rápidamente giró hacia su hermano, mientras trenzaba su cabello con manos ágiles y rápidas.
—Gabriel, Gabriel, despierta cariño, tenemos compañía.
Sasha sacudió al niño hasta que éste entreabrió los ojos perezosamente, pero al ver la cara preocupada de su hermana, inmediatamente se puso de pie. Estaban perfectamente coordinados por la práctica de tantos años huyendo juntos. Gabriel se coloco los zapatos rápidamente y agarro la mochila que guardaba las pocas prendas que cargaban, mientras le lanzaba a Sasha la mochila que contenía las armas. Con precisión Sasha empezó a colocar en su cuerpo los cuchillos, las pistolas, coloco a su espalda la espada envainada y el lanzallamas en la mano izquierda, dejando libre su mano derecha para maniobrar las otras armas.
Gabriel la observaba embelesado, para él Sasha era más que su hermana, era la persona que lo había criado, sentía por ella el amor que un hijo siente por su madre, para Gabriel Sasha era lo mejor, la veía tan hermosa. Físicamente se parecían pero ella tenía una voluntad de hierro que Gabriel estaba seguro de no poseer: Era toda gracia y poder, su rostro, su cabello, sus movimientos había tanta elegancia y fluidez en los movimientos de su hermana, era tan precisa en todo lo que hacía, tan mortífera cuando se lo proponía, en ese momento la vio tan fría y calculadora… que Gabriel se encontró temblando, nervioso, asustado del poder que irradiaba de Sasha. Como si ella pudiera leer sus pensamientos, levantó lentamente la mirada a su hermano. En ese momento Gabriel veía que los ojos de su hermana irradiaban un color plateado, parecido al color de las perlas, como si algo se hubiera posesionado de ella, pero poco a poco el color se opaco hasta que quedaron solamente los ojos de Sasha, tal como la conocía, tal como había sido siempre, mirándolo con ternura, con amor fraterno.
Entonces Gabriel lo sintió, un Poder más allá de cualquiera que hubiera conocido, buscando, llamando, tratando de controlar sus mentes. Sasha y Gabriel se miraron e inmediatamente empezaron a levantar barreras en sus mentes, tan rápidamente que el Poder que había estado buscándolos retrocedió, Sasha suspiró y en ese momento el ataque del Poder vino mucho más fuerte, ambos sintieron su cabeza estallar de dolor y sus sienes pulsaban con cada latido, tratando de dejar fuera de sus mentes al intruso. Ante el ataque psíquico se pusieron en acción, ellos sabían que fuera lo que fuera que estaba allí afuera no tardaría en pasar al ataque físico. Sasha abrió rápidamente la ventana que daba a los tejados en la parte de atrás de la pensión, pasó su delgado cuerpo a través de la ventana y se apoyó en la pared observando atentamente los movimientos de la noche, los susurros de movimiento; levantó su cabeza como si olisqueara el viento, volteó y le hizo señas a Gabriel para que la siguiera, Gabriel ya había metido medio cuerpo fuera de la ventana cuando sintió que unas manos le rodeaban el tobillo, involuntariamente gritó mientras sentía que era succionado hacia adentro por unas manos fuertes que se asieron de sus pies y luego de sus piernas, levantándolo como si fuera tan ligero como una pluma.