jueves, 17 de febrero de 2011

CAPITULO 8 - BIENVENIDA

CAPITULO 8 – BIENVENIDA
Salieron de la casa, Sasha iba del brazo de su tío, se sentía tan familiar tenerlo cerca, era casi como si estuviera con su papá, Gabriel iba brincando como una pequeña cabra por todo el césped, su lacio cabello negro se alborotaba y continuamente cubría su cara mientras hacía saltos y malabares por todo el jardín, tomando una pequeña rama empezó a utilizarla como si fuera una espada, chuzando con ella a los tres y después riéndose de sus travesuras.
Lilith tomó una pequeña rama a su vez y empezó a jugar con Gabriel, Sasha se dio cuenta que era una excelente espadachín, el movimiento ligero de sus pies, el equilibrio y la distancia que guardaba entre sus pies, su cuerpo, sus hombros y sus brazos denotaba una gran capacidad para la espada. Gabriel tuvo que huir de su tía cuándo ella se anotó varios tantos en su contra, en su carrera loca le dio la espalda lo que le otorgó a Lilith la ventaja para poder chuzar sus nalgas mientras corría. Todos estallaron en carcajadas mientras veían al pobre Gabriel sobándose sus cachetes adoloridos.
Sasha se sentía feliz, de ver a su familia unida, ya no le cabía la menor duda que era su familia. Su sonrisa se apagó cuando divisó a un Angus que se paseaba de un lado a otro en la entrada de la Villa, parecía un león enjaulado, una bestia a punto de explotar, Sasha detuvo su caminar y se quedó petrificada, no quería verlo, no quería acordarse de lo que había sucedido, sentía una mezcla de sentimientos en su presencia que la hacían sentir insegura: rabia, cariño, vergüenza, y un incipiente amor por aquel hombre que ni siquiera conocía. Dio dos pasos hacia atrás y su tío se apresuro a tomarla por los hombros, se agachó un poco para quedar a la misma altura que ella, para poder verla directamente a los ojos.
—Sasha, yo te protegeré de todo y de todos.
—Incluso de mí misma tío.
—Si mi niña, incluso de ti misma.
La abrazó y Sasha se sintió segura entre sus brazos. Su confianza volvió, supo que podía enfrentar al mundo y que ya nunca estaría sola. Miró a Angus a lo lejos, su aire distinguido, su cuerpo glorioso, su andar felino y suave, pero firme y masculino. Ese cabello negro que quería acariciar, esos labios sensuales que se moría por volver a besar, esa sexualidad oscura que quería redescubrir. En ese momento Angus levantó la cabeza y sus miradas se cruzaron en el aire infinito que los separaba, algo que se sentía tangible entre ellos cruzó como un relámpago en la oscuridad, uniéndolos a través del tiempo y la distancia. Sin embargo, Sasha decidió que no se lo iba a dejar fácil. Recordó las palabras de su padre “las mejores cosas de la vida, son las que se ganan con mucho esfuerzo”. Y ella definitivamente quería ser lo mejor para Angus.
—Buenos días Ang, ¿Qué haces mirándome como idiota?, ¿no tienes nada más que hacer? Despierta de ese mundo en el que andas, pisa tierra firme o te vas a ir de narices.
—Muchachita irrespetuosa, se nota que no has tenido padres que te eduquen, tienes una lengua muy larga.
—Lengua larga la tuya… —En ese instante y de la manera más inoportuna los recuerdos de lo que Angus había hecho con su lengua cayeron sobre ella ¡Oh Dios!, ayúdame, que no se dé cuenta que me acuerdo de lo de anoche.
Con aire digno, levantando el mentón, se alejó de Angus sin dirigirle una sola mirada, aunque un color sonrosado iluminaba sus mejillas trató de disimularlo con una mirada de furia. Siguió caminando del brazo de Johann sin siquiera voltear a mirarlo.
Angus a su espalda sonrió, ella aún no se había dado cuenta que con el pasar del tiempo él podía derrumbar fácilmente sus paredes mentales, ahora lo podía hacer incluso sin que ella se diera cuenta. Así que le gusto lo que le hice… es un dato muy interesante —pensó Angus con una sonrisa de satisfacción en su cara. Haciendo planes para esa noche se encontró siguiendo a la familia hasta el Altar Máximo donde se reunía el Concejo Vampírico.

Sasha, su familia y Angus entraron en una especie de salón de conferencias dentro del enorme edificio, allí se encontraban varias personas, entre hombres y mujeres Sasha contó veinte. Personas cuyo rostro no denotaba más de treinta o cuarenta años, pero cuya mirada cargaba el peso de muchísimos años de vida, el Poder que salía de ellos era aplastante, así que Sasha supo con total seguridad que estos eran los Antiguos, los vampiros más viejos.
Quedó aún más sorprendida al ver que la mayoría no eran hombres sino mujeres, Johann fue haciendo las presentaciones persona por persona, algunos de ellos  se quedaron hablando con su tío y con Angus. Una mujer alta de cabello castaño, hermoso cuerpo y andar sensual se dirigió a donde se encontraba Sasha, junto a ella caminaba una pequeña que no parecía tener más de trece años con una hermosa cara de ángel.
—Hola, ¿Cómo estás?, mi nombre es Sandra, aunque todos me dicen Gat por mi gusto por los gatitos. —Dijo la alta de cabellos castaños —Esta pequeña a mi lado es Angelique, dile Ang.
—Me van a confundir con tantos nombres —dijo Sasha sonriendo
—Vamos, solo Gat y Ang… eso es todo
—Bueno, gracias Gat, hola Ang gusto en conocerte
—Hola Sasha —dijo Ang con una vocecita musical —hace rato no te veía.
—¿No me veías?, no entiendo, yo no te conocía hasta hoy.
—¡Ahh!, no te apures, sí nos conocíamos, lo que sucede es que seguramente no te acuerdas de mí, tú eras muy pequeña. —Al ver que Sasha fruncía el ceño, Ang dijo —Te lo explicare, yo soy una de las convertidas, no nací vampiro sino humana, y mi nacimiento como vampiro fue cuando tenía catorce años, eso sucede con los convertidos, nos congelamos en la eternidad en la edad en la cual sucedió la conversión. Así que puedo decirte con total seguridad que te conozco desde que naciste.
Esa declaración impactó mucho a Sasha que se quedó por unos instantes muda sin saber que decir.
—Bueno, como veo que eres de pocas palabras —siguió diciendo Gat mientras sus labios esbozaban una sonrisa —quiero decirte que varios de nosotros vamos a ser tus maestros.
—¿Maestros? Oh no, no quiero estudiar, ya yo acabé mi época de estudiante.
Gat soltó una estruendosa carcajada, mientras Ang hacía todo el acopio para no reír igual que Gat.
—Mira, yo voy a ser tu maestra de idiomas antiguos —dijo Gat —aquí nuestra pequeña amiga va a ser quien te enseñe a protegerte mentalmente, créeme, nadie es mejor que ella en cuando a control mental. Aquella que ves allí, esa linda vampira con esos dulces ojos se llama Kassu, ella te enseñara el manejo de hierbas y pócimas. Y la que esta avasallando a tu tío Johann y no deja de mostrarle los pechos, le decimos Nandy, ella te enseñara las reglas y la forma de comportarte en nuestra sociedad. Ansaqui, que es aquella delgada de allí, con ese pantalón de cuero que le queda tan bien que me da envidia, es tu maestra de encubrimiento. Por supuesto, tu tía Lilith quien será tu maestra de armas, ella maneja desde los cuchillos, hasta armas de fuego. Aquella de más allá se llama Marie, ella te enseñara la forma de amarrar tu Poder para que no suceda lo que paso anoche… por cierto, eres una bárbara, rompiste todos los objetos de tu casa y de todas las casas vecinas. Me preguntó que pudo haber hecho que despertaras tu Poder así…
En ese momento Angus volteó a ver a Sasha, su mirada se deslizó a lo largo de su cuerpo, enviando escalofríos de lujuria a través de su espina dorsal. Era posesiva y demostraba abiertamente que él la quería para que fuera suya.
—Ahhh, ya entiendo lo que pasó —dijo Gat soltando otra estruendosa carcajada. —Parece que alguien se está sintiendo muy posesivo… —y otra vez se le escuchó reír
—No es lo que están pensando —dijo Sasha
—Querida, si no pensamos nada en absoluto, ven y te presentó al amor de mi vida, mi Rafa. 

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