miércoles, 10 de noviembre de 2010

Pasión en la Sangre - Capítulo 5

CAPITULO 5 – PASION

Sasha se despertó lentamente, su mente aturdida, ¿estaba durmiendo?, ella nunca dormía tan profundamente, nunca se lo había permitido, era demasiado peligroso para Gabriel y para ella. Asustada, entreabrió los ojos, observó los alrededores como era su costumbre y sintió una presencia a su lado, sin embargo, en lugar de asustarse, la presencia era tan tranquilizante, sentirse abrazada y protegida en esos duros brazos, así que simplemente se acurrucó más enroscándose en ese cuerpo musculoso y varonil, colocando su culo contra… ¿una erección? ¡Oh por Dios!, jadeando se levantó de un solo salto, y se puso de pie en posición para iniciar la lucha, instintivamente mandó una de sus manos hacia las armas que siempre tenía encima de ella, y no encontró nada, ni siquiera encontró ropa encima de su cuerpo, estaba desnuda en medio de una habitación desconocida, durmiendo al lado de un desconocido y completamente desnuda, creo que no he despertado aún. pensó.
—Mi niña, estas más que despierta
Esa voz, tan profunda, tan sensual, tan masculina, le recorrió la piel como un fuego incandescente quemando todo a su paso, hasta su férrea voluntad. Su voz la llamaba, era tentación y pasión, dio dos pasos vacilantes hacia la cama quedando a escasos centímetros de la figura que se perfilaba en la oscuridad. Inmediatamente su cerebro encadenó los acontecimientos, estaba acostada en esa cama con Angus. Él estiró una mano rozando su brazo, acariciando su cintura, bajando por la curva de su cadera y el calor emergió aún más ardiente, pequeñas lenguas de fuego recorrieron toda su piel desde la punta de sus dedos hasta su centro más intimo, sintió una tibia humedad mojándola, urgiéndola, sus piernas no la sostuvieron más y colapsó contra él.
—¡Angus!
—Ven mi pequeña, me necesitas, puedo sentir y oler cuanto me necesitas.
—Angus, no, yo no….
—No te resistas a tu propio cuerpo, no te resistas a tu propio deseo, no te resistas a lo que yo te puedo ofrecer, he esperado tanto por esto Sasha.
Con delicadeza Angus tomó a Sasha por la cintura y la recostó en la amplia cama. La observó, tan hermosa, su cabello como algas en un mar turbulento se esparcía por la almohada, la piel dorada era el cielo, algo tan dulce, algo tan suave, algo que quería probar hasta saciarse completamente.
Las manos de Angus vagaron infinitamente tiernas por su dolorida piel, Sasha tan pérdida en su placer lo dejó hacerlo, la acarició lentamente, subiendo hasta su pecho, acunándolo con su enorme mano. En un momento, Angus apretó el brote de su pezón entre su dedo pulgar y su dedo índice enroscándolo.
—¡Oh, Dios mío! —Sasha tembló entre sus brazos.
Lentamente, Angus descendió su cabeza hacia el mismo pezón que había acariciado y lo tomo en su boca, dándole pequeños golpecitos con su lengua y enroscándola en el delicioso brote, Sasha jadeó y su respiración se aceleró aún más, el dolor que sentía entre sus piernas era insoportable. Y entonces Angus descendió su mano desde su pecho pasando por el vientre liso y descendió hasta su intimidad, abriendo con los dedos los pliegues colocó el dedo pulgar en su clítoris haciendo perezosos círculos alrededor de él.
—¿Qué… estas… haciéndome?
—Nada mi niña, sólo estoy haciendo lo que quieres que haga —Su voz estaba ronca y aquel aire orgulloso que sostenía siempre en el acento de su voz lo había abandonado.
Suavemente Angus introdujo un dedo en su ardiente vaina, se sentía ferozmente caliente y tan húmeda que él mismo se encontró en el borde en ese momento. Los ojos de Sasha, eran opalinos, su enredado cabello sólo la hacía ver más hermosa. Esta era su mujer. Suya, por derecho, por nacimiento, por la profecía, por lo que quisieran pero era suya.
Con este pensamiento Angus introdujo dos dedos, ampliándola, sintiendo la resistencia de su virginidad.
—No más Angus, no más —susurró Sasha.
—Eso dice tu boca, pero tu cuerpo pide más.
Angus se contuvo para no tomarla, aún no, pensó, sabía que Sasha no estaba lista para la clase de compromiso que le iba a ser solicitado cuando supiera la verdad. Disfruta estos instantes, no más.
Sasha sintió el calor subiendo a miles de grados de temperatura, mientras Angus se acomodaba entre sus piernas. Suavemente tomo cada rodilla y la abrió aún más a su asalto. Ella vio descender su cabeza hacia su sexo en medio de una neblina de placer que le enturbiaba la mente, la suavidad de su cabello le acarició los muslos y la dejó sin un solo pensamiento coherente.
Angus se cernió sobre ella… contemplándola desde su altura, su pequeño sexo estaba húmedo y su excitación hacia que su clítoris palpitara, descendió y cuando por primera vez Angus la probó supo que quedaría para siempre prendado a su sabor. Era dulce y picante a la vez, como su Sasha. La lengua de Angus recorrió los labios y se arremolinó sobre el brote de su clítoris, Sasha saltó ante su asalto, por lo que la mano de Angus se posicionó sobre su vientre para anclarla a la cama, las manos de Sasha descendieron al oscuro cabello de Angus enredándose en las sedosas hebras, tiró de él para que continuara. Angus siguió recorriendo con su lengua el sexo de Sasha, introduciéndola en su estrecho pasaje, chupando su clítoris, mientras con la otra mano bajó la cremallera de sus pantalones y sacó su pene acariciándolo, mientras seguía dándole placer a Sasha.
El calor subió varios grados de temperatura en el cuerpo de Sasha mientras que se acercaba a su culminación, Angus sintió que estaba cerca así que aceleró aún más su asalto… hasta que ondas de placer atravesaron a Sasha mientras se retorcía de placer en la cama, mientras la semilla de Angus se derramaba por las sabanas, gimieron al unísono en medio de una neblina de placer y de luces artificiales que estallaban detrás de sus ojos.
Ambos se quedaron tumbados en la cama, la cabeza de Angus descansaba en el vientre de Sasha mientras recuperaban la respiración, lentamente el aturdimiento se disipó dejando en Sasha una fría rabia, que salió de su boca en  forma de un gruñido, inmediatamente Angus levantó la cabeza para contemplarla.
Sasha levantó un puño y lo estampó en la cara de Angus, haciéndole un corte en la mejilla, la sangre resbaló por su piel goteando por su barbilla. A la vista de la sangre los ojos de Sasha se volvieron totalmente plateados mientras una especie de estertor brotaba de su garganta, incrementándose, volviéndose poco a poco un gruñido que helaba la espalda.

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