viernes, 20 de agosto de 2010

Pasión en la Sangre - Prologo y Capítulo 1

Prologo

La vida a veces da tantas vueltas, las experiencias de este mundo nos marcan, nos dan sabiduría, nos dan emociones. Aunque la vida misma termina donde comenzó, cuando el alma vuelve a su estado original, cuando el cuerpo se vuelve pequeñas partículas, cuando el espíritu vuela libre de cualquier atadura terrenal.
¿Pero qué pasa cuando la vida no concluye? ¿Qué pasa cuando los días se convierten en semanas, las semanas en años, los años en siglos, los siglos en eternidad?
La eternidad… aquello inalcanzable para el ser humano, aquello soñado por muchos y alcanzado por pocos, aquella maldición en la que se encuentran las criaturas que viven en la oscuridad. La posibilidad de lo imposible… ¿Puedes tú creer en lo imposible?


CAPITULO 1 - EL INICIO

Sasha no era más que una niña, cuando vio morir a sus padres. La agonía que leyó en sus rostros quedaría impresa en su cabeza para toda la eternidad, ahora ya adulta no entendía el porqué de sus muertes, el porqué la criatura que les succiono la vida simplemente la dejó vivir a ella, sin tocarla, sin hacerle nada. Continuamente en sus pesadillas veía a aquel monstruo, siempre en las sombras, con un peculiar brillo rojo en sus ojos, el odio y la maldad filtrándose a través de ellos. Sus pesadillas.... ya las conocía de memoria, era un recuento de lo que había sucedido esa noche.
Veía cuando la bestia se agachaba sobre su padre y le destrozaba la garganta con sus afilados dientes para después prenderse de la sangre que emanaba de la herida con un placer insano. Su madre y su pequeño hermano en un rincón con sus temblorosos cuerpos a punto del colapso, una vez hubo terminado con la vida de su padre, tomo a su madre de los cabellos arrastrándola a él, de dos zarpazos rasgo sus vestidos y la tomó allí delante de sus dos hijos, para después torcerle el cuello y beber de la sangre vital que escurría a lo largo de su cuerpo. En medio de aquella locura, Sasha intentó moverse, correr… pero su cuerpo no le respondía, la orden de la criatura estaba impresa en su cabeza, sin embargo, cuando vio que se acercaba a su pequeño hermano, lo más preciado, lo más sagrado, algo más fuerte en ella renació, un Poder que nunca creyó que existiría en alguien tan frágil como ella.
Se abalanzó sobre la horrenda criatura retorciéndole la cabeza con sus manos, hasta que la cabeza se separo de su cuerpo, sin embargo, observó que aquella bestia no moría, increíblemente seguía viva. Tomó entonces la gasolina que se encontraba en el garaje y roció a la criatura que gritaba y se arrastraba por el piso tratando de alejarse de ella. Sasha tomo un fosforo y simplemente lo arrojó hacia el vampiro que se retorcía en agonía, mientras Sasha alzaba a su hermano y lo llevaba escaleras arriba a la cama…
Allí la pesadilla siempre terminaba, gritando y agitando las manos volvía a la realidad, una realidad que no era mucho mejor que su pesadilla.
Vivían con su pequeño hermano, Gabriel, en un cuartucho que pagaba a diario con lo poco que conseguía en la calle, siempre en movimiento, siempre alerta. Criaturas como aquella que mató a sus padres los perseguían implacablemente, siempre tratando de asesinarlos, siempre tratando de entrar en su mente para controlarla, las pocas personas que trataron de ayudarlos siempre terminaban muertas en una feroz orgía de sangre, las personas que se atrevieron a adoptarlos, a darles calor, cariño o afecto siempre fallecían. Tantos rostros pasaron por su cabeza, tantas personas inocentes, tanta sangre en sus manos.
Sasha no quería sentirse culpable por la muerte de nadie más, por eso se había escapado del último refugio en que los había puesto el Gobierno, por eso permanecía siempre sola con su pequeño hermano, también marcado por los vampiros, por el hecho de haber sobrevivido a lo que vivieron, aunque Sasha sabía que el principal objetivo era ella, quien se había enfrentado y matado a alguien indestructible, ella había realizado lo que nadie en siglos… matar un vampiro, una criatura de la noche, un inmortal; además que en aquella época era solo una niña, ahora adulta, imaginaba que pensarían que era más peligrosa, y realmente lo era, ellos no podían saber cuánto.
Se levantó muy despacio de su cama, envolviéndose en sus propios brazos, dándose calor, frotando las palmas de sus manos por la helada piel, en la oscuridad de aquella habitación maloliente. Tenía tanto sueños destruidos, tanta soledad carcomiéndole el alma que no sabía si iba a aguantar durante mucho tiempo. A la luz de la luna observó dormir a su hermano, su suave respiración hacia que su pecho subiera y bajara en un ritmo lento y sincronizado, se veía tan frágil, su tez pálida iluminada por la luna se veía tan suave, casi como porcelana, sus hermosas cejas espesas y negras, sus largas pestañas, sus rosados párpados que ocultaban la inocencia que siempre se reflejaba en sus ojos oscuros y enormes, sus delgados labios se contraían en una mueca de dolor, su negro cabello que caía en bucles alrededor de su rostro sonrosado. Gabriel ahora tenía doce años, los que había tenido ella cuando todo comenzó…. Cuando todo terminó. De eso ya hacía diez años
Sasha sacudió su cabeza tratando de alejar de ella las pesadillas, los recuerdos, los rostros de su amada familia. Su larga cabellera azabache floto alrededor de su cuerpo, recordándole que tenía pospuesta una visita al peluquero para poner su salvaje cabello en orden, está muy largo, pensó para ella misma, nunca es conveniente que este tan largo, puede llegar a ser un obstáculo en una situación de riesgo, se reprendió a sí misma. Con el sueño huyendo de ella, a pesar de su cansancio, se adhirió al vidrio que daba a la calle, contemplando la noche, las estrellas, la luna, bajó sus ojos a la carretera, y quedó instantáneamente paralizada… algo la observaba, algo en el oscuro callejón enfrente de la pensión en la cual se encontraba. Trató de ver más allá de la oscuridad profunda, pero era impenetrable, después de unos segundos, vio el reflejo de dos ojos brillantes plateados, “Como los ojos de un gato”, pensó.
Sus instintos de supervivencia acometieron contra ella, y rápidamente giró hacia su hermano, mientras trenzaba su cabello con manos ágiles y rápidas.
—Gabriel, Gabriel, despierta cariño, tenemos compañía.
Sasha sacudió al niño hasta que éste entreabrió los ojos perezosamente, pero al ver la cara preocupada de su hermana, inmediatamente se puso de pie. Estaban perfectamente coordinados por la práctica de tantos años huyendo juntos. Gabriel se coloco los zapatos rápidamente y agarro la mochila que guardaba las pocas prendas que cargaban, mientras le lanzaba a Sasha la mochila que contenía las armas. Con precisión Sasha empezó a colocar en su cuerpo los cuchillos, las pistolas, coloco a su espalda la espada envainada y el lanzallamas en la mano izquierda, dejando libre su mano derecha para maniobrar las otras armas.
Gabriel la observaba embelesado, para él Sasha era más que su hermana, era la persona que lo había criado, sentía por ella el amor que un hijo siente por su madre, para Gabriel Sasha era lo mejor, la veía tan hermosa. Físicamente se parecían pero ella tenía una voluntad de hierro que Gabriel estaba seguro de no poseer: Era toda gracia y poder, su rostro, su cabello, sus movimientos había tanta elegancia y fluidez en los movimientos de su hermana, era tan precisa en todo lo que hacía, tan mortífera cuando se lo proponía, en ese momento la vio tan fría y calculadora… que Gabriel se encontró temblando, nervioso, asustado del poder que irradiaba de Sasha. Como si ella pudiera leer sus pensamientos, levantó lentamente la mirada a su hermano. En ese momento Gabriel veía que los ojos de su hermana irradiaban un color plateado, parecido al color de las perlas, como si algo se hubiera posesionado de ella, pero poco a poco el color se opaco hasta que quedaron solamente los ojos de Sasha, tal como la conocía, tal como había sido siempre, mirándolo con ternura, con amor fraterno.
Entonces Gabriel lo sintió, un Poder más allá de cualquiera que hubiera conocido, buscando, llamando, tratando de controlar sus mentes. Sasha y Gabriel se miraron e inmediatamente empezaron a levantar barreras en sus mentes, tan rápidamente que el Poder que había estado buscándolos retrocedió, Sasha suspiró y en ese momento el ataque del Poder vino mucho más fuerte, ambos sintieron su cabeza estallar de dolor y sus sienes pulsaban con cada latido, tratando de dejar fuera de sus mentes al intruso. Ante el ataque psíquico se pusieron en acción, ellos sabían que fuera lo que fuera que estaba allí afuera no tardaría en pasar al ataque físico. Sasha abrió rápidamente la ventana que daba a los tejados en la parte de atrás de la pensión, pasó su delgado cuerpo a través de la ventana y se apoyó en la pared observando atentamente los movimientos de la noche, los susurros de movimiento; levantó su cabeza como si olisqueara el viento, volteó y le hizo señas a Gabriel para que la siguiera, Gabriel ya había metido medio cuerpo fuera de la ventana cuando sintió que unas manos le rodeaban el tobillo, involuntariamente gritó mientras sentía que era succionado hacia adentro por unas manos fuertes que se asieron de sus pies y luego de sus piernas, levantándolo como si fuera tan ligero como una pluma.

1 comentario:

  1. Genial capitulo, Me encanta la redaccion en tercera persona. Te quedo muy bien el prologo, la eternidad deceada inalcanzable y de mero sufrimiento. Eso es cierto.

    Sasha es un lindo nombre, muy bueno. Aunque es una chica peligrosa, armada con lanza llamas. De ser vampiro me mantendria alejado.

    Me gusto el lado siniestro y psiquico que les das a los vampiros, algo como si tuviesen poderes sobrenaturales. Es bastante original.

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