CAPITULO 12 – JUNTOS
Angus
entró a su casa cargando a Sasha apretada contra su pecho mientras sus lágrimas
bañaban su camisa, pequeños temblores acompañaban cada uno de sus sollozos,
haciendo que su corazón se partiera en pedazos por su tristeza.
Afortunadamente
a esa hora, las personas que le servían no estaban a la vista, así que subió
rápidamente las escaleras hasta el segundo piso donde se encontraban sus
aposentos.
Colocó
a Sasha muy delicadamente en su amplia cama y apartó un mechón de cabello de su
cara, con delicadeza limpio las lágrimas que corrían por sus mejillas y dándole
un beso en la frente le dijo:
—Ya
vuelvo amor, voy a alistarte un baño para que te relajes.
Sasha
al oírlo volvió a sollozar con más fuerza —Estás muerto, estás muerto, estás
muerto… —estas palabras salían de sus labios una y otra vez.
Rápidamente
Angus se introdujo en el baño. Había invertido mucho en adaptar este espacio al
estilo de un clásico baño romano, la
amplia piscina en el centro permanecía constantemente con agua caliente
y vapor. Alistó las toallas, los perfumes y accesorios necesarios para el baño
y volvió a la habitación. Sasha se encontraba acurrucada en posición fetal en
el mismo sitio donde la había dejado, pequeños hipos movían su cuerpo a causa
del llanto.
Con
toda la ternura y el amor que le despertaba Sasha en su pecho, Angus comenzó a
desvestirla y prenda por prenda fue cayendo al piso hasta que la dejó solamente
en ropa interior.
Su
hermoso y curvilíneo cuerpo se presentó en toda su gloria, su pene palpitó y en
un segundo estuvo tan duro y listo que dolía como un infierno. Le tomó todo su
autocontrol no abalanzarse sobre ella y tomar lo que sabía que le pertenecía.
En este momento era más importante el bienestar de Sasha que sus adoloridos
testículos.
Con
el fin de tener la cabeza lo suficientemente fría, colocó una toalla alrededor
del cuerpo de Sasha, mientras el mismo se desvestía e igualmente se colocaba
una toalla en las caderas.
Levantó
a Sasha de la cama y la llevó a la piscina de agua, se sentó en uno de los
peldaños internos y colocó cuidadosamente a Sasha en su regazo, inmediatamente
tomo un cuenco y empezó a bañarla, primero tomo su hermoso cabello negro y con
suavidad empezó a lavarlo, aplicó el champú masajeando su cuero cabelludo con
las yemas de sus dedos y después paso el acondicionador haciendo la misma
operación, hasta que Sasha se puso laxa entre sus brazos, dio un suspiro de
satisfacción y se acomodo más contra su pecho.
Después
que hubo aclarado su cabello, deslizó la toalla del cuerpo de Sasha y con una
esponja suave y jabón comenzó a masajear su exuberante cuerpo en círculos
ascendentes desde sus pies, sus muslos, su estómago, su espalda… al llegar al
montículo de su pecho derecho levantó la vista y vio a Sasha observándolo
fijamente, sus ojos plateados lo miraban con hambre y deseo y su propia lujuria
se levantó calentando la sangre en sus venas poniéndolo duro y listo, sintió
sus propios ojos cambiar y sabía que en ellos se reflejaban los mismos
sentimientos que había leído en los ojos de Sasha.
Sus
manos tenían vida propia mientras tocaban y exploraban, tomó su cabeza por la
nuca y la acercó para un beso, el calor se elevó varios grados e igualmente lo
hizo la intensidad del beso parecían un par de sedientos ante un vaso de agua
por fin encontrado después de una larga travesía por el desierto.
Las
toallas se fueron y así mismo la poca ropa que aún conservaban dejándolos en
libertad de explorarse mutuamente. Las enormes manos de Angus acunaron con
infinita ternura el pecho derecho de Sasha masajeándolo, tomo un pezón entre
sus dedos estirando y enroscándolo hasta que ella jadeo de placer. Las manos de
ella recorrían su pecho y sus brazos Desesperado por su contacto la tomo por la
cintura para acomodarla en su regazo mirándose de frente con las piernas de
Sasha alrededor de sus caderas
Sasha
tomo el control de la situación y comenzó a mecerse sobre la poderosa erección,
sus jugos derramándose encima mientras montaba a Angus. Era un dulce suplicio y
Angus tomó a Sasha de las caderas antes que fuera demasiado tarde y terminara
sin siquiera haber empezado
— Espera mi dulce, aún no, quiero estar dentro de
ti.
Alzando
a Sasha salió del baño y se dirigió a la alcoba, depositándola en la cama, se
alzó sobre ella observándola su piel aceitunada brillaba con las gotas de agua
que aún corrían por su cuerpo, su cabello como una cortina de algas se
derramaba alrededor de ella, sus pechos pedían su atención, sus pezones duros y
rojos apuntaban en su dirección, y su vagina brillaba con su excitación, nunca
había visto nada más hermoso que la mujer que ahora tenía en su cama.
Sasha
se levantó y arrodillándose frente a él colocó besos en su pecho, su olor y su
esencia subió por su nariz embriagándola, se acercó más hasta que tuvo su plano
pezón en la boca, tiró de el suavemente entre sus dientes y Angus jadeo ante la
sensación mientras su cuerpo se estremecía.
La
abrazó contra su pecho y bajo con ella hacia el colchón mientras la observaba,
su mirada fija en sus ojos, con la lujuria impresa en sus oscuras
profundidades, con suavidad tomó uno de sus pechos en la mano y bajando la
cabeza se amamantó de el,, escuchando los dulces gemidos de éxtasis que emitía
Sasha, luego hizo lo mismo con el otro pecho hasta que estuvieron rojos y
brillantes, dándose por satisfecho bajo su boca hasta su vientre, enredando su
lengua en su delicioso ombligo mientras Sasha gemía y se retorcía en extasis,
siguió bajando hasta encontrar su tesoro, la toco abriendo sus labios para un
mejor acceso; una vez allí levantó su mirada hacia ella y lentamente dio una
lamida experimental… Sasha se impulsó doblando las piernas mientras agarraba
las sábanas con sus manos. Angus siguió atormentándola con su lengua y entonces
introdujo un dedo dentro de ella, mientras Sasha temblaba sin control.
— ¿Qué estás haciendo? —dijo Sasha.
— Preparándote para mí, quiero que solo sientas
placer amor mío….
Y
entonces cuando creía que el placer no podía ser mayor, el introdujo un segundo
y luego un tercer dedo, ampliándola mientras continuaba con su dulce tortura,
hasta que Sasha sintió la explosión de su orgasmo, una magnifica cumbre donde
los colores estallaron y el tiempo y el espacio no existían, solo ella y el
hombre entre sus piernas. Cuando Sasha bajó de la cumbre de su éxtasis se
encontró con la mirada de Angus, él se había acomodado entre sus piernas y
tenía su miembro en la mano, dirigiéndolo hacia ella, su ancha cabeza empezó a
introducirse lentamente dentro de ella, hasta llegar a la barrera de su
virginidad, apretando los dientes Angus se detuvo y retrocedió, acariciando su
clítoris, encendió la pasión de Sasha nuevamente y cuando la tuvo jadeando en
un nuevo orgasmo se introdujo en ella con una sola estocada. Sasha abrió los
ojos cuando un momentáneo dolor pasó y luego solo se sintió extraordinariamente
llena, Angus no era pequeño y su entrada aunque forzada, le daba un enorme
placer.
—¿Estas
bien pequeña? ¿Te he hecho daño?
—No,
estoy bien, yo diría demasiado bien, por favor no te detengas —dijo Sasha
jadeando.
Entonces
Angus agarró firmemente las caderas de Sasha, retrocedió y se volvió a hundir
en ella, y siguió con un ritmo constante, bombeando su canal y con cada
embestida, Sasha sentía un enorme calor entre sus piernas que se iba irradiando
hacia el resto de su cuerpo, el cuerpo sudoroso de Angus se elevaba por encima
de ella y Sasha acariciaba su espalda bajando hasta sus nalgas y se afirmaba
allí para sentirlo introducirse dentro y fuera de ella.
Se
sintió a un paso de un poderoso orgasmo, se impulsó hacia arriba al encuentro
de cada uno de los impulsos de Angus, sus colmillos se alargaron mientras
observaba la palpitante vena de su cuello, levantó la mirada hacia el rostro de
Angus y era un fiel reflejo de su propia necesidad, sus colmillos y sus ojos
plateados, él se inclinó sobre Sasha y la mordió en la unión del cuello y la
clavícula y por instinto ella hizo lo mismo. Angus se hundió en ella una última
vez antes que un interminable orgasmo los arrastrara juntos en un caleidoscopio
de emociones, ola tras ola los atravesó dejándolos exhaustos uno en brazos del
otro, Angus giró para que su peso no cayera sobre ella y la acomodó sobre su
pecho mientras sus respiraciones volvían a la normalidad.
— Creo que estoy demasiado viejo para tantas
emociones… me vas a matar —dijo Angus con una sonrisa traviesa.
— Anciano… —Sasha rio entre dientes.
— Claro, búrlate de mi edad, pequeñaja. Quiero
descansar, y quedarme aquí contigo pero creo que tenemos que salir.
— ¿Por qué? —preguntó Sasha mirándolo al rostro
— Creo que hemos causado un pequeño terremoto y
hay varios vampiros muy enojados que se dirigen hacia acá. Entre ellos tu tío.
— ¡Oh! Eso no es nada bueno —dijo Sasha mirando
por primera vez el desorden en el que se encontraba el cuarto — ¿Cuando ocurrió
todo esto?
— Creo que estabas demasiado… mmm… distraída —
Sasha sonrió y pens
— Bueno voy a tomar una ducha rápida y a
cambiarme
Angus
trató de alcanzarla pero ella fue más rápida y se internó en el baño. El
observó el desorden a su alrededor y dando un suspiro siguió a Sasha hasta el
baño.