miércoles, 18 de mayo de 2011

Capitulo 9 - Un momento mágico

CAPITULO 9 – UN MOMENTO MAGICO

Sasha se asomo al balcón por un poco de aire, se sentía abrumada al conocer tantas personas, tan variadas, tanto Poder en el aire permeándolo con su fuerza y con un sabor dulce a sangre...
La noche estaba hermosa de un color azul-violeta que brillaba más allá de donde la vista alcanzaba, convirtiendo las montañas en gigantes oscuros, la luna adornaba con su cara redonda y luminosa la cúspide del cielo y junto a ella las estrellas brillaban en el firmamento cual luciérnagas sostenidas contra terciopelo negro, hilachas de nubes vagaban por el cielo en una carrera lánguida y suave, estirándose, compenetrándose, formando pequeños copos que se estiraban y viajaban recorriendo el firmamento como bailarines incansables. En el aire se respiraba los olores de los árboles en flor, los frutos primarios de la cosecha, el olor a la tierra rica y húmeda y la hierba que crecía sobre ella. Sasha bebió la hermosura de la noche, de la madre tierra que la llama como a una hija.
Sintió a Angus acercarse a ella, lo oyó detenerse a unos cuantos metros, indeciso sobre si continuar caminando hacia ella o definitivamente dar la vuelta e irse.
—¿Ahora me tienes miedo Angus?
El frunció el ceño y acorto la distancia entre los dos, tan cerca que Sasha sintió el calor que emanaba del cuerpo de él hacia el de ella, era tan avasallador sentirlo cerca, su grande y musculosa figura empequeñecía la suya. Sasha suspiró profundamente llevando su esencia a sus pulmones, con el pleno conocimiento que a pesar de no conocerlo, su alma si lo reconocía.
—No te tengo miedo, —dijo Angus en un susurro —es tan solo que no quiero pasar a ser una incómoda presencia a la cual no puedes evitar, quiero ser lo que necesites Sasha, un amigo, un consejero, un amante, un compañero… pero siempre me rehúyes como si tuviera lepra, cuando lo único que pido es poder abrazarte y sostenerte entre mis brazos, para que te sientas amada y segura
Sasha se inclino sobre el grueso barandal del balcón con los ojos perdidos en el horizonte, en la enorme luna que adornaba el cielo.
—No me incomodas, es sólo que estoy tan acostumbrada a ser una trotamundos que me siento desubicada con los cambios que han ocurrido recientemente en mi vida, no estoy acostumbrada a que las personas me sonrían y hablen conmigo, he sido toda mi vida una apartada social, quizá la gente sabía muy en fondo lo que yo era y se apartaban de mi presencia, o quizá el hecho era que yo me apartaba de todo el mundo para no “sentir”.
—¿No sentir qué?
—Decepción, dolor, que te señalen con el dedo por ser diferente, porque por más que lo intentes no puedes ocultar que eres diferente, que hay cosas mal en ti.
—¡Sasha, no hay nada malo en ti!
—Sí, claro, díselo a la compañera que compartía el cuarto conmigo en el orfanato y vio mis ojos brillantes, ese mismo día solicitó que la cambiaran de habitación, su versión era que yo estaba poseída por el diablo, o dile también a la que estampe contra una pared cuando la ira me inundó y tuvo que pasar dos meses en el hospital por fracturas múltiples o a la que me seguía por todo el orfanato como una zombi. La gente me temía Angus, se asustaba con lo que yo hacía y es algo que no podía evitar. —Las lágrimas brillaron en los ojos de Sasha, sin embargo, ni tan siquiera una de ellas se derramó.
—No seas tan dura contigo misma, pudo haber sido mucho peor al no tener a nadie a tu lado para que te apoyará y te aconsejará, nadie que te ayudara a controlar el Poder tan fuerte que crece en ti.
Sasha volteó a ver el rostro de Angus, la línea de su fuerte mandíbula adornada de la incipiente barba oscura, los ojos oscuros y hermosos adornados por esas gruesas cejas y las extensas pestañas. En ese momento Angus levantó la cara y sus miradas se entrecruzaron y como sucedió antes el ambiente se sobrecargo con sentimientos no dichos, con la cercanía de dos almas que se necesitaban. En ese momento Sasha se perdió en sus ojos, lentamente se acercó a él, sus palmas descansaron en la amplitud de su pecho acariciándolo, como si sus manos tuvieran voluntad propia, acercando su cuerpo al de Angus se puso de puntas enroscando sus brazos alrededor de su cuello acercándolo para un beso, cuando se encontraba cerca de sus labios, Gabriel asomó la cabeza por la puerta que daba al balcón.
—Sasha, me enviaron para que te dijera que es de mala educación salirse de una reunión donde la homenajeada eres tú, me dijo tío Johann que acabes rápido lo que estés haciendo y te reúnas con nosotros. Y me dijo tía Lilith que por favor no nos avergüences…
—Ya voy Gabriel, diles que ya voy. —dijo Sasha impaciente por la interrupción.
—Será mejor que entremos, no queremos que piensen mal de ti —Dijo Angus con una de esas sonrisas que le paralizaban el corazón a Sasha
—Si, por supuesto —dijo Sasha entre dientes, con la rabia filtrándose por cada palabra, tenía ganas de ahorcar a Gabriel por la interrupción —Voy adelante o me acompañas
—Inevitablemente siempre te acompañare —dijo Angus y la sonrisa se amplió en su cara hasta llegar a sus ojos. Extendió el brazo derecho para que ella lo tomara apoyándose en él. Sasha enredo su mano alrededor de su grueso y fuerte brazo y Angus apoyó una mano sobre la suya más pequeña. —Soy muy feliz teniéndote a mi lado Sasha, solamente teniéndote a mi lado y tomando tu mano.
La cara de Sasha se iluminó con una sonrisa —Eso no implica que te vaya a dar vía libre en mi vida.
Y con este último comentario entraron a la reunión.


Sasha estaba agotada en su cuarto después de la reunión. Su familia se había dispersado después de la cena, aunque Sasha no había comido mucho, su apetito lentamente estaba desapareciendo y la sed se estaba volviendo más intensa, se había vuelto aún peor después de lo que había sucedido con Angus. Aún no recordaba algunas de las cosas de ese día, pero poco a poco estaba recordando fragmentos.
Se soltó su cabello y lo cepillo lentamente hasta que estuvo suave entre sus manos, iba a empezar a desnudarse para meterse entre las suaves sábanas de su cama, pero en ese momento lo sintió, algo allí afuera, poderoso como ninguno la llamaba hacia él, algo estaba despertando de un sueño largo de siglos y veía todo a su alrededor a través de sus ojos, una voz llenó su cabeza golpeándola “Ven a mí” una y otra vez sonaba como un eco en su mente.